Razon de la esperanza

La verdad de Dios para el pueblo de Dios

Debemos corregirlos a todos quienes lo necesitan…sean jóvenes o mayores

Por Gary Shogren, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

La Biblia no nos prohíbe de corregir a los “ancianos”; esto es un mal entendimiento que surge de 1ª de Timoteo 5:1, “No reprendas al anciano”. En la palabra “reprendas” hay implícito un cierto nivel de severidad; por eso, la NVI tiene “no reprendas con dureza al anciano”. Aunque en realidad no deberíamos censurar a ningún cristiano con dureza, Pablo presta atención especial a las situaciones en las cuales Timoteo (considerado joven, probablemente tenía más o menos 40 años) tendría que corregir a las personas mayores.

Se puede entender “anciano” de dos maneras. Una es que, refiere a la persona mayor. La otra es alguien quien sirve a la iglesia como un Anciano. En el segundo caso también podemos examinar 1ª de Timoteo 5:19 (NVI), “No admitas ninguna acusación contra un anciano, a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos.” Es decir, hay que tomar mucho cuidado al acusar un líder cristiano sin introducir evidencia clara.

No parece que tenemos que limitar este versículo al Anciano ni a la persona mayor; es relevante en las interacciones con cualquier.

No existe ninguna razón dentro de estos versículos por no hablar con una persona mayor, no por su edad ni por su oficio. Absolutamente no hay justificación por lo que algunos líderes de la iglesia hacen: levantar un escudo para protegerse, reclamando a los meros laicos, “¡No toquéis al ungido del Señor!” (Salmo 105:15). Pablo de hecho agrega en 5:1, “sino exhórtalo como a padre” y en 5:2, a las ancianas, “como a madres”. Es decir, de manera amistosa y respetuosa, hacer preguntas sobre una supuesta inconsistencia en su vida.

Se encuentra un ejemplo del evadir de responsabilidad entre los líderes de la iglesia, tomado de la novela de James Baldwin, Go Tell It On the Mountain (1953). En la historia, hubo una serie de reuniones dentro de la iglesia. Gabriel es el predicador más joven de la conferencia; los demás son predicadores “negros” de mucha fama, quienes habían venido para participar. Sin embargo, cuando cerraron las puertas mientras ellos cenaban, uno de los predicadores difamó de manera viciosa a una mujer quien acababa de servirles, burlando el hecho de que ella había sido violado una y otra vez por algunos varones blancos:

Todo el mundo sentado allí se rió de carcajadas, pero Gabriel fue escandalizado porque los ministros de Dios fueron culpables de tal frivolidad abominable…Ahora el hombre pelirrojo, impresionado por la cara amarga y aturdida de Gabriel, cesó a reír y dijo: “¿Qué pasó, hijo?  ¿Espero que no haya dicho nada para ofenderle?” “Esa mujer,” dijo Gabriel, sintiendo un escándalo en su cabeza, “es mi hermano en el Señor.” “Bueno, el Anciano Peters aquí, es que no lo sabía,” alguien dijo. “Por supuesto no intentó a causar ningún daño.» “Entonces, ¿no va a enojarse, verdad?” dijo el Anciano Peters, de manera benigna – sin embargo, todavía siguió, a parecer a Gabriel, algo burlón en su cara y voz. “¿No arruinará nuestra cenita, verdad?” “No creo que sea recto,” dijo Gabriel, “hablar mal de nadie. La Palabra me dice que no es justo despreciar a nadie.” “Un solo momento, recuerde,” dijo el Anciano Peters, tan benigno como antes, “que usted está hablando con sus ancianos.” “Por lo tanto me parece,” él dijo, atónito por su atrevimiento, “que si tengo que contar con usted como ejemplo, que usted debe ser un ejemplo.”

Gabriel estuvo en una situación difícil, puesto en un aprieto y con la necesidad de corregir a un anciano frente de todos…aunque el anciano lo mereció. Sí, hay mejores maneras de corregir un anciano-Anciano. Sin embargo, los líderes cristianos quienes dan a sí mismos, “un billete de favor” para vivir libres de rendir cuentas, dan un ejemplo horrible para los demás – a quienes pueden corregir sin restricciones – y arman un lazo en el cual ellos mismos se caerán.

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