Razon de la esperanza

La verdad de Dios para el pueblo de Dios

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El líder cristiano y su aprendizaje de toda la vida

Los Proverbios nos guían en el camino recto. Nos dice:

A. Que es una meta excelente conocer mucho – los prudentes “están siempre dispuestas a aprender; tienen los oídos abiertos al conocimiento.” Prov 18:15 NLT

B. Que no hay nada peor que un sabelotodo

“No seas sabio en tu propia opinión.” Prov 3:7. O como Pablo dice en Romanos 1, “Profesando ser sabios, se hicieron necios”.

A menos que algo cambie – por ejemplo, a menos que acepte la opinión divina de que debe dejar de ser sabio a sus propios ojos – si uno es “necio”, no tiene las herramientas para comprender que sí es necio.

Los Proverbios anticipan lo que dos pensadores de la cognición humana propusieron en el siglo 20 y 21.

El efecto Dunning-Kruger = las personas con poco conocimiento tienden a sobrestimar su conocimiento. Por ejemplo, en el caso de un autodesignado experto de griego, la persona con toda autoconfianza, la persona que nunca dice “yo no sé”, esta probablemente sabe poco. Dunning-Kruger quizás tiene corolario, que: “las personas con mucho conocimiento tienden a subestimar su conocimiento.” Hay una canción en inglés que dice, “Cuanto más yo sé, menos entiendo.” Es el resultado de que una persona bien informada sabe lo mucho que no sabe. Por ejemplo, si conocen el programa “Viaje a las Estrellas”, cuando alguien pide al Doctor McCoy – “Usted es un experto en los efectos mentales y psicológicos de los viajes espaciales, ¿verdad?” Y nosotros los fans ya sabemos que el doctor McCoy probablemente es el experto más experto. ¿Pero, su respuesta? “Yo sé algo al respecto.” No es la humildad falsa, no es que sea modesto, es la humildad que proviene de saber lo inmenso que es el campo.

Bueno, dejamos la insensatez y pensemos en lo positivo: el proverbio (Prov 18:15) nos ofrece esperanza. Esperanza que es posible ir más allá de donde estamos en este momento: las palabras “dispuestas a aprender; tienen los oídos abiertos al conocimiento” prometen que el aprendizaje permanente, progresivo, diario está disponible para el líder cristiano que lo alcanza.

Llegamos a nuestro tema: “aprendizaje para toda la vida”, o el aprendizaje informal. Para definir los términos, alguien dice que el aprendizaje informal: “es voluntario en lugar de obligatorio, y es completamente automotivado – siendo la principal meta el mejorar el desarrollo profesional y personal.” Y el otro término, cuando digo “el líder cristiano”, de nada me limito sólo a los profesionales, sino a todos los que sirven al pueblo de Dios.

#1 Lea

Comenzaremos con la más obvia de todas. Leer, no sólo libros, sino con un enfoque en libros y revistas serias. Siempre tenga un libro disponible: para mí, eso solía significar un libro de bolsillo en la bolsa de atrás. Ahora eso significa varios libros en mi reproductor de mp3, así puedo leer un poco mientras salgo a caminar o cuando estoy en el gimnasio. También leo por diversión. Pero para aprender, leo buen material, leo extensamente. Leo la Biblia a profundidad; la leo en otras versiones. Leo a los padres de la iglesia. Leo los grandes libros cristianos, no sólo el mejor vendido de este año. Ni nadie debería imaginar que por “sólo leer la Biblia” hará que nuestra enseñanza sea más bíblica; después todo, el apóstol Pablo era claramente conocedor de la literatura y la filosofía griega y romana, y su predicación estaba más enfocada en todo eso. Últimamente he encontrado muy estimulantes a Ireneo, Tertuliano, John Milton, Bernardo de Claraval, Leslie Newbiggin, Henri J. M. Nouwen. Asimismo, La mente cautiva, de Czesław Miłosz; Emerson, Thoreau; María Wollstonecraft. También leo mucha historia y unas novelas. Pero mientras leemos, seamos curiosos. ¡Cuestionemos lo que leemos! Pregunte, ¿porqué? Pregunte, ¿Cómo sabemos eso? Pregunte, ¿Quién lo dice? Porque como dijo Einstein: “Cualquier hombre que lee demasiado y usa muy poco su propio cerebro cae en hábitos perezosos de pensamiento”.

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Motivación verdaderamente cristiana – Parte III de «Las Motivaciones del Liderazgo»

Para leer el artículo entero, haz clic aquí: Shogren_Las motivaciones de liderazgo

Dietrich Bonhoeffer (Vida en comunidad, 9a ed., Barcelona: Sígueme, 2003) fue quien enfatiza: “Hay que entrar al servicio por una sola entrada – la cruz de Cristo. Uno tiene que amar y servir al cuerpo de Cristo por medio de conocer al Salvador del cuerpo, y no sólo por conocer sino también para practicar las verdades fundamentales del evangelio.”

Ya hemos hablado de ese falso impulso de querer salvar al mundo. Y aquí, es cuando la imaginación puede jugarnos una mala pasada una vez más. Unos imaginan que la idea relevante es que…profundamente, en el corazón, la gente es básicamente buena y agradable. Entonces, entramos al servicio de la iglesia con sueños falsos, con ilusiones de un cuerpo de Cristo que en realidad no existe en esta tierra. O tal vez, vemos a los muchachos de seis u ocho años, saliendo a su escuela dominical, y pensamos, “Ay, mire estos rostros angélicos, cómo yo quisiera trabajar con esos preciosos…” Pero, ¿qué pasa si después de unos pocos domingos, se descubre que solamente ellos “se han disfrazado de ángeles de luz”?

Miren, me agrada la gente de este lugar, pero no dependamos de la amabilidad. Debemos depender de la realidad de la cruz:

Por tanto, si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:1-5

Esta verdad sirve también cuando estamos ayudando a la gente de la calle. Un ministerio mundano dice, “Ayudemos a esos pobrecitos, no han tenido las oportunidades que usted y yo hemos experimentado. Y van a ser agradecidos cuando lleguemos para explicarles el amor de Dios.” Pero, ¿qué pasa? A menudo, perdemos nuestras ilusiones, y resulta que ellos son desagradables, mienten, y usan la plata que les dimos para comprar drogas. Escuchamos la palabra del apóstol:

Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo…Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios enolor fragante. Efesios 4:32-5:2

Hermanos, no servimos al mundo por que lo merezca, sino porque Cristo es merecedor, y porque ese Cristo me manda para amar a los (frecuentemente) antipáticos, y todo en su nombre. ¿Y qué dentro de la iglesia? ¡Qué Dios nos salve de tal visión de una iglesia llena de gente “amable”! porque no puede durar. Quizás se convierta en odio, una vez que lleguemos a decepcionarnos o a aburrirnos del servicio en la congregación. Por tanto, tenemos que mirar lo que Cristo nos ha dado en realidad: un grupo de personas, a veces desagradables, ingratas, partidistas, argumentativas – pero perdonadas en la cruz de Calvario, justificadas y reunidas con su cuerpo la iglesia. Entonces, Dios mismo tendrá que intervenir para frustrarnos y desilusionarnos; él no permite que amemos una ilusión, sino solo a la iglesia real. Debemos cambiar la mera amabilidad por el amor, ágape real y sobrenatural. Con ese amor del Espíritu, podemos actuar aun cuando la gente no nos alabe. Entonces, vamos a servir conscientes de la cruz y del amor que Cristo tiene para el hermano. Esto significa que no trataré de manipular o moldear al hermano.

Oro por que todos nosotros disfrutemos de ese amor, ágape sobrenatural, como nuestra motivación. Con esta bendición, dejémonos en las manos de Dios para que renueve y reemplace nuestras motivaciones:

Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, y no buscar lo que a nosotros mismos nos agrada. Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua. Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo; al contrario, en él se cumplió lo que dice la Escritura: “Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.” Todo lo que antes se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, tengamos esperanza. Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Romanos 15:1-6

Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

Las motivaciones disfrazadas – Parte II de «Las Motivaciones del Liderazgo»

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¿Y por qué quiere ser misionero? 

Por qué no! ¡Quiero tomar riesgos, buscar aventura, hacer algo especial, dejar atrás la vida aburridora!

Y ya, tenemos un ejemplo claro de un motivo no espiritual, que sin embargo se disfraza de un llamado misionero. En parte I (haz clic aquí) hablamos de motivos de naturaleza blanca y negra. Pasamos, ahora, a un segundo grupo de motivaciones falsas. Estas son más peligrosas debido a que se disfrazan de virtudes, por tanto es aun más difícil distinguirlas de una motivación verdadera. Se trata de lobos con mejores máscaras:

1. Un espíritu crítico. Una persona que se siente harta de la incapacidad de la gente; inconforme con los de la música, con los de escuela dominical o con los administradores o con el que le toque predicar, de pronto decide que el es quien puede hacerlo mejor y resolverlo todo, superando, lo que según él, es resultado de una mediocridad.
Con una medida de esfuerzo, esta motivación puede disfrazarse ante el público como un espíritu de bondad, de ser servicial, pero no lo es. Esta motivación se basa en el enojo, el orgullo y la jactancia. Ninguno que diga llamarse siervo tiene el derecho de criticar, y decir, “Mis ideas son más frescas o mejores”, solo le corresponde servir.

2. Meramente seguir las pisadas de la generación anterior. He aquí, el gran peligro de esta generación evangélica. La tercera, la cuarta y las demás generaciones de creyentes enfrentan la trampa de hacer las obras del siervo de Dios, sin un llamado real. Si su padre o su madre era un soldado verdadero, usted va a saber cómo hacer los mismos ruidos, decir lo correcto, citar la Biblia. ¡Qué el Señor nos salve de ser meros monitos!, imitando la fe sencillamente porque es conocida y no por una genuina convicción.

3. Humildad falsa. Aquí encontramos un tropiezo costarricense típico, que describimos con la famosa palabra costarricense “pobrecito”: “Pues, es que, soy un pobrecito, no podría soñar con servir al Señor de esa manera.” Sí, se pone la máscara de humildad, pero no tiene nada que ver con esa virtud cristiana. ¿Y qué? ¿Usted es demasiado pobrecito o humilde para servir al Rey? ¿Qué tipo de humildad es esa?
Pero, supongamos que la persona modesta llega a servir en la iglesia de alguna manera. Es posible emplear la humildad falsa para justificarse en medio de su tarea. No prepara su lección para escuela dominical, y los padres se quejan. Es bien fácil sacar esa excusa de nuevo: “Pero, soy pobrecita,” es decir, “¡No me critiquen!” O, “Sí, no estoy listo para tocar el instrumento bien, no he practicado, pero…¡mi ofrecimiento es pobre porque soy pobrecito!” El Señor nos pide lo mejor que podemos brindar, por medio del Espíritu. Lo que se espera es que nadie emplee su supuesta humildad para justificar la calidad pobre de sus obras.

4. Aventura. Es que, algunos cristianos buscan los ministerios difíciles o peligrosos porque anhelan aventura. Hay que tener cuidado con esta tentación cuando hay un proyecto de marcharse a la jungla para ayudar a los indígenas. ¿Vamos allá para servir a Cristo, o porque nos gusta la imagen de nosotros con machete entrando en la selva, con fieras por todos lados? Como misionero, yo conozco esta trampa, y siempre cuando alguien me habla de su deseo de ser misionero, lanzo esta pregunta: ¿Está buscando aventura? El cristianismo no es un “deporte extremo”, es un servicio humilde.

5. Impulso humanitario de salvar el mundo. “¡Yo quiero ayudar a la humanidad!” Esa la esperanza de mucha gente, especialmente concursantes para Miss Universo – “Quiero ayudar a los pobres, a los animales perdidos, a los niños de la calle.” Y sin dudar de que sean sentimientos auténticos, esto no es necesariamente una motivación divina. Hasta los paganos tienen sueños de socorrer a los demás. Sin embargo, esto no perdurará

En la Parte III, hablaremos de motivos verdaderos.

Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

Debemos corregirlos a todos quienes lo necesitan…sean jóvenes o mayores

Por Gary Shogren, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

La Biblia no nos prohíbe de corregir a los “ancianos”; esto es un mal entendimiento que surge de 1ª de Timoteo 5:1, “No reprendas al anciano”. En la palabra “reprendas” hay implícito un cierto nivel de severidad; por eso, la NVI tiene “no reprendas con dureza al anciano”. Aunque en realidad no deberíamos censurar a ningún cristiano con dureza, Pablo presta atención especial a las situaciones en las cuales Timoteo (considerado joven, probablemente tenía más o menos 40 años) tendría que corregir a las personas mayores. Lee el resto de esta entrada »