Razon de la esperanza

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“El líder cristiano y el aprendizaje para la vida”

Presentado a Seminario Todas Las Naciones (https://todaslasnaciones.com/) en Ciudad Juárez, México, el 21 de octubre 2021

Los discursos de graduación son una mezcla variada, unos buenos, otros olvidables. Escuché uno muy bueno en mi colegio en 1977; uno de sus consejos para los graduados fue: “Amplíen su educación,” él dijo, “tanto formal como informal, en la medida de lo posible”. Esta frase, “en la medida de lo posible”, “hasta el límite”, se me ha quedado desde entonces.

La ciencia nos dice que, su cerebro no es un músculo, pero actúa como tal. Cuanto menos lo usa, más flácido se vuelve. Cuanto más lo usa, más robusto. Y si lo lleva al límite, se sorprenderán sus capacidades. Esto sólo tiene que ver en parte con el coeficiente intelectual; tiene mucho que ver con la perseverancia.

A algunos se nos exige que hagamos cursos para conservar nuestras credenciales: en las últimas semanas me lo han comentado personas del sector inmobiliario y profesionales de la medicina. Un pastor de Australia me dice que su denominación exige el “Desarrollo Profesional Continuo” a cada pastor. Pero, ¿y si nadie le obliga a seguir creciendo?

En los últimos años he tomado, creo, nueve cursos formales, nadie obligándome.[i] No obstante, nuestro tema aquí es, el lado informal de la educación – el tipo que comenzó para aquellos graduados en junio de 1977 y que presumiblemente continúa para algunos de ellos hoy. Alguien definió el aprendizaje informal o “para la vida” o “permanente” de esta manera: “es voluntaria, en lugar de obligatoria, y está completamente auto-motivada – con el objetivo principal de mejorar el desarrollo personal o profesional”.

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¿Por qué no una Nueva Iglesia de Corinto? [Estudios sobre 1a de Corintios]

Pablo era un apóstol viajero, no un pastor local. Sin embargo, tenía que tratar con los miembros de este rebaño de una manera pastoral, enseñando, animando y reprendiéndolos.

Debo admitir honestamente, que si yo hubiera sido Pablo, me habría visto groseramente tentado a abandonar la iglesia corintia, y mucho antes del 56 d.C. El hecho de que Pablo no lo hiciera da testimonio de su comprensión de lo que Dios estaba haciendo en Corinto.

Algunos eruditos han calculado que la iglesia no contaba con más de 40 miembros adultos. Considero que el número era un poco más alto: 60 miembros sería un número más adecuado, distribuidos entre 3 o 4 pequeñas congregaciones en diferentes casas. Demoró dos años fundar esa iglesia; posteriormente recibió cinco años de cuidado apostólico por parte de Pablo, luego de Apolos, casi con seguridad de Cefas/Pedro, por no hablar de Timoteo, Tito y otros miembros del equipo.

Regularmente mantuvieron correspondencia escrita con Pablo. Era una iglesia por la cual Pablo oraba ansiosamente todos los días (2 Corintios 11:28).

Sin embargo, en comparación con las otras iglesias paulinas, Corinto le dio a Pablo pobres retribuciones para la inversión que él había hecho. Él no los alaba por su trabajo evangélico como lo hace con Filipos o Tesalónica, y en 2 Corintios 10:16 puede insinuar que Corinto no había hecho mucho por evangelizar su propia región.

Ellos consumieron más recursos y energía de los que produjeron; ellos absorbieron el tiempo y la energía del apóstol mientras él debía concentrarse en las “puertas abiertas” en otros sitios (1 Corintios 16:8-9). Ellos despreciaron el trabajo de Pablo, aunque le debían su alma. Ellos se burlaron a sus espaldas de que él era crudo, simple y perdedor.

Algunos devaluaron su evangelio situándolo en segundo plano después de la filosofía popular. Ellos rechazaron por completo doctrinas apostólicas tales como la resurrección de los muertos. Eran arrogantes, jactanciosos y crueles con sus propios pobres. Ellos se justificaban a sí mismos al rechazar el matrimonio por un lado y visitar prostitutas por el otro. Se demandaban entre sí en la corte y se lanzaban insultos unos a otros.

Si Pablo fuera un pastor como nosotros, ¿no habría dejado la iglesia, atravesado la ciudad y fundado una nueva obra de Cristo a partir de cero? ¿No le diría su sentido común que si él dejaba de perder su tiempo con esos 60, podría comenzar otra obra y sobrepasar ese número en poco tiempo? ¿Por qué no invertir su tiempo en una iglesia corintia nueva?

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¿La Nueva Iglesia de Corinto?

Él no habría podido hacer eso porque Cristo no se lo habría permitido. Como lo veía Pablo, esos molestos individuos no eran simplemente registros en un libro que podrían considerarse una mala inversión. Antes bien, ellos eran pueblo escogido de Dios. Y a pesar de las cosas horribles que hacían o decían, Pablo percibía que el Espíritu trabajaba en ellos y seguiría haciéndolo (1 Corintios 1:4-9).

¿Cómo puede un pastor moderno soportar meses de este tratamiento, mucho menos años? Estamos apurados por cosechar resultados que se puedan medir y vanagloriarnos de ellos frente a otros pastores. Olvidamos que Dios nunca está apurado.

¡Qué tonto sería enfurecerse contra el rebaño de Dios cuando él está alistándose para hacer una obra fresca en medio de ellos dentro de unos años!

Cuando un pastor se enoja con sus ovejas a causa de su lentitud o terquedad; cuando él las reprende por su estupidez; cuando amenaza con dejarlas; cuando las golpea con ira en vez de disciplinarlas en amor; entonces ese pastor se ha alejado del ministerio de Cristo y se ha desviado a un ministerio de la carne. Así no se puede cumplir un trabajo para Dios. Ira, impaciencia, jactancia, rudeza y sarcasmo nunca son herramientas del Espíritu de Dios.

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Estudios sobre 1a Corintios

“¿Por qué no una Segunda Iglesia de Corinto?” por Gary Shogren, PhD en Exégesis del Nuevo Testamento, Profesor en Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

La doctrina, ¿le importa al pastor? J. A. Siles

Introducción:

 En las  llamadas Epístolas Pastorales el apóstol  Pablo[i] declara en varias oportunidades que el pastor debe ser una persona apta  para enseñar (2Tm. 2:24; 1Tm. 3:2; Ti. 1:9). Esto quiere decir que la enseñanza de las verdades de la fe cristiana  no  es una  opción para  el ministro cristiano, por el contrario es una obligación.  Por esto en el  presente artículo   exploraré lo que nos dice Pablo en dichas epístolas sobre la importancia de la doctrina cristiana a la luz del contexto eclesiástico de la ciudad de Éfeso con el fin de ofrecer algunas implicaciones para nuestro ministerio pastoral.

I) La situación particular de Éfeso que llevó a Pablo a escribir 1Timoteo.

 Por  1Tm. 1: 3   sabemos que Pablo comisionó a Timoteo  que “mandase” a ciertas personas de la

Escritor invitado José Antonio Siles

iglesia en Éfeso que no enseñaran “diferente doctrina”.  El  verbo que Pablo emplea en esta oración  tiene en el idioma original del N.T. un sentido de  “ordenar”, pero con un fuerte matiz militar  ya que se asocia con “dar ordenes estrictas” (cf. parangelo). Este verbo describe las órdenes dadas por personas en autoridad (1Ts. 4:11). Sencillamente  Timoteo no estaba en Éfeso para sugerirle a los que se habían apartado de la verdad que  consideraran la posibilidad de cambiar su  doctrina… por el contrario la idea es que Timoteo les debía “ordenar parar”. Lee el resto de esta entrada »

La teología de la caja de chocolate [Estudios en 1a de Corintios]

Un día usted me compra una hermosa y gran caja de chocolates. Tiene de todos tipos imaginables: los hay con nueces, galletas o caramelo; algunos crujientes, otros suaves; unos con menta, otros no; los hay con pasas, con cerezas o con otras frutas; algunos son de chocolate amargo, otros de chocolate claro y otros de chocolate blanco, o hasta una mezcla. Es su amplia variedad lo que hace que sea tan impresionante, y sin duda alguna, costoso. ¡Que bello regalo!

Pero, ¿que hago? Muerdo uno y al no hallar lo que me gusta, tomo otro. Lee el resto de esta entrada »

Las motivaciones disfrazadas – Parte II de «Las Motivaciones del Liderazgo»

Para leer el artículo entero haz click aquí: Shogren_Las motivaciones de liderazgo

¿Y por qué quiere ser misionero? 

Por qué no! ¡Quiero tomar riesgos, buscar aventura, hacer algo especial, dejar atrás la vida aburridora!

Y ya, tenemos un ejemplo claro de un motivo no espiritual, que sin embargo se disfraza de un llamado misionero. En parte I (haz clic aquí) hablamos de motivos de naturaleza blanca y negra. Pasamos, ahora, a un segundo grupo de motivaciones falsas. Estas son más peligrosas debido a que se disfrazan de virtudes, por tanto es aun más difícil distinguirlas de una motivación verdadera. Se trata de lobos con mejores máscaras:

1. Un espíritu crítico. Una persona que se siente harta de la incapacidad de la gente; inconforme con los de la música, con los de escuela dominical o con los administradores o con el que le toque predicar, de pronto decide que el es quien puede hacerlo mejor y resolverlo todo, superando, lo que según él, es resultado de una mediocridad.
Con una medida de esfuerzo, esta motivación puede disfrazarse ante el público como un espíritu de bondad, de ser servicial, pero no lo es. Esta motivación se basa en el enojo, el orgullo y la jactancia. Ninguno que diga llamarse siervo tiene el derecho de criticar, y decir, “Mis ideas son más frescas o mejores”, solo le corresponde servir.

2. Meramente seguir las pisadas de la generación anterior. He aquí, el gran peligro de esta generación evangélica. La tercera, la cuarta y las demás generaciones de creyentes enfrentan la trampa de hacer las obras del siervo de Dios, sin un llamado real. Si su padre o su madre era un soldado verdadero, usted va a saber cómo hacer los mismos ruidos, decir lo correcto, citar la Biblia. ¡Qué el Señor nos salve de ser meros monitos!, imitando la fe sencillamente porque es conocida y no por una genuina convicción.

3. Humildad falsa. Aquí encontramos un tropiezo costarricense típico, que describimos con la famosa palabra costarricense “pobrecito”: “Pues, es que, soy un pobrecito, no podría soñar con servir al Señor de esa manera.” Sí, se pone la máscara de humildad, pero no tiene nada que ver con esa virtud cristiana. ¿Y qué? ¿Usted es demasiado pobrecito o humilde para servir al Rey? ¿Qué tipo de humildad es esa?
Pero, supongamos que la persona modesta llega a servir en la iglesia de alguna manera. Es posible emplear la humildad falsa para justificarse en medio de su tarea. No prepara su lección para escuela dominical, y los padres se quejan. Es bien fácil sacar esa excusa de nuevo: “Pero, soy pobrecita,” es decir, “¡No me critiquen!” O, “Sí, no estoy listo para tocar el instrumento bien, no he practicado, pero…¡mi ofrecimiento es pobre porque soy pobrecito!” El Señor nos pide lo mejor que podemos brindar, por medio del Espíritu. Lo que se espera es que nadie emplee su supuesta humildad para justificar la calidad pobre de sus obras.

4. Aventura. Es que, algunos cristianos buscan los ministerios difíciles o peligrosos porque anhelan aventura. Hay que tener cuidado con esta tentación cuando hay un proyecto de marcharse a la jungla para ayudar a los indígenas. ¿Vamos allá para servir a Cristo, o porque nos gusta la imagen de nosotros con machete entrando en la selva, con fieras por todos lados? Como misionero, yo conozco esta trampa, y siempre cuando alguien me habla de su deseo de ser misionero, lanzo esta pregunta: ¿Está buscando aventura? El cristianismo no es un “deporte extremo”, es un servicio humilde.

5. Impulso humanitario de salvar el mundo. “¡Yo quiero ayudar a la humanidad!” Esa la esperanza de mucha gente, especialmente concursantes para Miss Universo – “Quiero ayudar a los pobres, a los animales perdidos, a los niños de la calle.” Y sin dudar de que sean sentimientos auténticos, esto no es necesariamente una motivación divina. Hasta los paganos tienen sueños de socorrer a los demás. Sin embargo, esto no perdurará

En la Parte III, hablaremos de motivos verdaderos.

Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

¿Líderes de la iglesia o lobos? Parte I de «Las Motivaciones de Liderazgo»

Para leer el artículo entero, haz clic aquí: Shogren_Las motivaciones de liderazgo

Ser líder cristiano no es nada; hay que ser el líder que Dios quiere. Es preciso mencionar que existen personas que “sirven” para obtener ganancia, fama, sexo o poder. La Biblia dice:

Esos hombres, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo la recompensa de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad… 2 Pedro 2:12-15.

Pero, tales malvados son los de afuera, ¿verdad? ¡Ay, no! Mire 2:1 – “como habrá entre vosotros falsos maestros.” Quiere decir, no son se trata de musulmanes ni de ateos – habrá entre congregaciones cristianas; son quienes predican en el nombre del Señor, quienes vienen como cristianos y hermanos. Hablan de Jesús, pero buscan otros placeres, los cuales incluyen plata, poder, reconocimiento y sexo.

1. Plata

Con respecto a los salarios para los pastores, en América Latina, hay dos líos: el líder abusado y el líder abusivo. La mayoría de nuestros pastores sufre de privación; una minoría vive de manera favorable pero justa; y otra minoría vive de manera aprovechable e injusta. Mi consejo es, por un lado, no resentirse por un salario justo para un pastor, ni por otro lado, abusar del rebaño para enriquecerse.

Pero, para nosotros quizás esto sea casi una broma, porque el servicio aquí en nuestras iglesias es gratis; además, ¡se supone que va a diezmar también! ¡Más contribuir a la plomería! Por eso, permítame subrayar, que es posible robar dinero aun cuando uno no reciba salario, pues hay maneras de canalizar fondos indebidamente hacia su bolsillo o al de sus amigos. Y si alguien trata de justificarse por decir, bueno, quiero servir al Señor y por ello merezco un poco de plata, señores esta mezcla es pecaminosa también.

2. Poder e influencia

Para muchos de nosotros aquí, quizá la plata no sea una atracción, ni mucha tentación. Sin embargo, existe otra forma de moneda corriente que sí tienta las monedas de poder e influencia. He conocido a mucha gente sin el menor interés en la plata, pero quieren mandar y dominar; es su adicción. Lee el resto de esta entrada »

Pablo el padre de sus discípulos

Bernabé y Pablo sirvieron como pastores de la iglesia de Antioquía:

Hechos 11:25-26 – Después Bernabé siguió hasta Tarso para buscar a Saulo. Cuando lo encontró, lo llevó de regreso a Antioquía. Los dos se quedaron allí con la iglesia durante todo un año, enseñando a grandes multitudes.

Luego, Pablo y sus compañeros plantaron nuevas iglesias – “Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.” En este papel apostólico, él evangelizaba, discipulaba, enseñaba a los nuevos creyentes.

Hoy en día, un apóstol quizás es una persona que vemos en la televisión, o una persona que llega en avión, pasa unas horas sobre la plataforma, y se va. No fue así en el caso de Pablo, él pasaba tiempo en cada lugar que llegaba – aquí un mes, allí 6 meses, allá dos años – trabajando no con miles de personas, sino con docenas.

Es decir, sus discípulos recibían atención individual en el largo plazo. El oraba por cada discípulo, no solo por el grupo en general – 1 Tes 1:2 -“Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras oraciones”. La mejor interpretación es “por todos ustedes uno por uno”.

En este contexto tenemos esta imagen, la metáfora de Pablo como padre –

Tanto en la cultura hebrea como en la griega, le tocaba al padre la instrucción de sus niños, pero también, más generalmente de las niñas. Por ejemplo: Prov 4:1-2 – “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.”

Pablo trabajaba para proveer lo que los niños necesitaran.

1 Tes 2:9-12 NVI – Recordarán, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas para proclamarles el evangelio de Dios, y cómo trabajamos día y noche para no serles una carga. Dios y ustedes me son testigos de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable. Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos. Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria.

En este caso los verbos principales son: Los hemos animado, consolado y exhortado.

Piense en su padre, si él fue partícipe en su vida. ¿Cuáles verbos usaría para describir sus interacciones con usted?  Quizás fueron cosas desagradables: gritar, regañar, despreciar, insultar; o quizás cosas mejores, como el apóstol: animar, ayudar, proveer, guiar, amar.

Hay predicadores, que pareciera que tienen un solo tono o énfasis – siempre enojado, o siempre suave o siempre reprochando o siempre rogando.

Si quiere predicar la Palabra fielmente, hay que conocer, entender y amar a su pueblo, para que sepa cuándo es el momento de exhortar (¡hagan esto!) o animar (¡yo sé que usted puede hacerlo!) o consolar (yo sé por lo que está pasando, hijo, qué difícil, oremos).

Para predicar y anunciar la Palabra fielmente, tenemos que prestar atención a las necesidades de cada persona de la grey en cada momento.

¡Voy es sábado, no sé que predicar mañana! Autor invitado, Enrique Brenes

A través de mis años de ministerio, me he encontrado con pastores y líderes, que se han quejado de que no tienen de qué predicar. El título de esta ponencia la he escuchado muchas veces: “¡Voy es sábado, no sé que predicar mañana!”. En este momento, quisiera mencionar dos fuentes inagotables para tener una vida abundante para la predicación, una es: la lectura devocional de las Sagradas Escrituras; y otra es, la predicación expositiva. Quisiera hablar primero de la lectura devocional que todo pastor, líder y creyente debe tener.

Durante años usé muchos libros para mis momentos devocionales, poco a poco, me di cuenta de que la Biblia debía ser libro para mis tiempos íntimos con el Señor. Esta lectura lo he practicado durante muchos años. No sé cuántas veces, mi familia y yo hemos leído de Génesis a Apocalipsis. Cada vez que termino de leer la Biblia, compro otra, busca versiones modernas que no tengan anotaciones, títulos o alguna otra ayuda. Así mi lectura es más limpia y dejo que el Espíritu Santo ilumine mi mente de lo que estoy leyendo.

En mi vida ministerial, tanto de pastor como de educador bíblico-teológico me ha encontrado a muchos creyentes que no han leído ni una sola vez la Biblia. Aún estudiantes avanzados en teología, no lo han hecho, pero si son expertos en debates y cuestiones teológicas. Pero también he tropezado con pastores, líderes de diversos campos que tampoco lo han hecho.

Enrique Brenes

Muchos usan el método de abrir la Biblia al azar y leen esa lectura, mañana, pasado mañana y así sucesivamente la abren en otras partes. No estoy diciendo que esto sea malo, pues, si así se siente bien y se edifica, pues adelante, algunos alegan que esa es la forma en que el Espíritu Santo le pone hacer. Pero nunca sabrán si han leído la Biblia totalmente, la han leído en parte. Ni aquí estoy obsesionado para cumplir de leer la Biblia, de tapa a tapa. Porque quisiera sugerirle el siguiente argumento. Lee el resto de esta entrada »

Estimado Pablo: lo sentimos, pero no puede ser nuestro apóstol [Estudios en 1a de Corintios]

Pablo tenía una idea clara de cómo servir a Dios. Trabajaba día y noche con sus propias manos; arriesgó su vida y su saludo; “sirvió” las iglesias y no las explotaba. Como maestro se portaba con paciencia: cuando la gente quería respuestas, les daba explicaciones detalladas. Comunicaba el evangelio de manera que todo el mundo podía entenderlo (1ª de Cor 9:20-22).

Es evidente de 1ª y 2ª de Corintios que esa iglesia quiso otro género de líder:

La Iglesia de Corinto busca un apostol con estilo

La iglesia de Dios en Corinto busca aspirantes al puesto de apostol. Quisieramos evitar líderes quienes no alcancen los estandares elevados del ministerio cristiano. Debido a nuestra experiencia, insistimos en que todos cumplan con las siguientes condiciones:

Corinto: ¡una iglesia próspera!

Aire profesionale

  • Queremos un hombre que mantenga su frente en alto, no alguien con una actitud servil ante los demás. Queremos mostrar el atractivo del evangelio a gente con ambicion y con impetu.
  • El debe tener su propio vehículo; andar de pie es para perdedores.
  • El debe tener una buena vida familiar; un soltero parece demasiado inestable.
  • El debe vestirse bien; debe saber sobre distintas clases de comida fina; debe saber usar los cubiertos correctamente.
  • El debe preocuparse por cultivar una imagen de prosperidad.
  • Que no tenga mala salud, que evite arrestos y persecuciones. El sufrimiento es una perdida de tiempo – dias y semanas perdidas en un hospital, en una carcel, viajando de una ciudad a otra – y eso le causa a la gente la impresion de que le evangelio no es para los exitosos.
  • El debe ser un buen orador. Que no use un vocabulario simple cuando existen los terminos filosoficos precisos.
  • El debe ser capaz de impartir ordenes y dejar atrás a quienes no estan de acuerdo con el.

Prioridades ministeriales

  • Que ponga su visión sobre las necesidades de individuos.
  • Que no pierda tiempo en este movimiento de “orar sin cesar.”
  • Que no se caiga en la tradición fundamentalista de “buscar a los perdidos.” O sea, no debe obsesionarse tanto con ganar a los no creyentes que falle en satisfacer a quienes desean una instruccion mas profunda.
  • Que descanse lo suficiente de modo que no ande por ahí somnoliento, hambriento o exhausto debido al trabajo.

Detalles contractuales

Buscamos a alguien que se dedique por completo a la ensenanza. Nos hemos dado cuenta de que no sirve que un apostol se distraiga con un empleo “secular,” que afecte nuestra reputacion y que provoque una perdida de tiempo el cual podria emplear instruyendonos. No tiene que sentirse avergonzado de demandar un buen salario. Debe recompensar a quienes le pagan con un liderazgo fuerte y con una presentacion impresionante del mensaje cristiano.

Pablo leyó el anuncio y lo botó en el basurero.

Mirar antes de saltar. Orar antes de predicar.

Hace un tiempo, Pablo dijo a los nuevos creyentes de Tesalónica:

Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios (1 Tes 2:13).[1]

Con estas palabras, Pablo comunica que el éxito de los apóstoles radicaba en que ellos oraban. Y de hecho, más adelante él les pide,

Hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes (2 Tes 3:1).[2] 

El éxito al compartir la palabra de Dios está en la oración continua. Pablo no escribió libros acerca de “Métodos probados para el evangelismo exitoso”. Los pastores no viajaron a Corinto y llevaron sacos de denarios para ver sus presentaciones en PowerPoint acerca de “Los siete irrefutables principios de predicar.” Aunque sí se puede probar que usó métodos, el corazón del asunto para Pablo es que ni la estrategia ni la metodología puede traer el poder de Dios desde el cielo.

Yo me quedo perplejo por el resultado de un pequeño experimento: yo seleccioné cuatro textos de homilética muy informativos de mi estante, que tuve que leer en la universidad y en el seminario. Uno es un clásico del siglo 19; los otros son más recientes. Los revisé para ver qué era lo que los escritores tenían que decir acerca de la oración y su papel al predicar. Primero, el libro más antiguo enfatizaba la importancia de cómo organizar los pensamientos propios y cómo desarrollar una exegesis bíblica acertada. No ofrecía ninguna instrucción acerca de la oración.[3]

Lo puse a un lado asumiendo que era una aberración. Sin embargo, el segundo libro contaba la misma historia. De la misma forma, el tercero y el cuarto. Me siento tentado a mencionar nombres, pero no lo haré para poder concentrarme en este único punto: cada uno de los cuatro autores elocuentemente habla de que sólo la Palabra de Dios va a cambiar las vidas de las personas. Ninguno de ellos, sin embargo, conectó esa verdad con la necesidad de la oración, ni para la exégesis ni para la entrega del mensaje o para su seguimiento. Yo me imagino que todos estos autores clamarían en contra de la progresiva secularización de la civilización de occidente. Sin embargo ellos ofrecen guías secularizadas para la predicación y el evangelismo al no instar a los predicadores a doblar sus rodillas. Los textos misioneros muy regularmente caen en el mismo error. Y, lo siento, pero tampoco puedo aceptar que estos autores sencillamente dieron por sentado que los predicadores estarían orando, y fuerte. Cuando un pastor se desvía, la oración es lo primero que falta.

No es suficiente comunicar la Biblia o enseñarla sobre una sólida exégesis. Su mensaje permanecerá siendo solamente palabras si el Espíritu no actúa para cambiar las vidas de las personas. Además, cuanto más un cristiano se aleja del modelo apostólico, será menos probable que la Palabra tenga un impacto.

NOTAS:

[1] Ambas traducciones son de mi próximo comentario de 1-2 Tesalonicenses en el Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament.

[2] Estos versículos y otros tienen implicaciones importantes para la doctrina de la elección: si oramos para que las personas reciban el evangelio, ¿no estamos implicando que Dios puede intervenir en sus corazones y “llamarlos” a la fe, aún si ellos no están determinados a creer? Vea especialmente J. I. Packer, El Evangelismo y la Soberanía de Dios, capítulo 1.

[3] Será obvio a sus fans que no estoy pensando en el libro de Charles Spurgeon, Discursos a mis estudiantes. Spurgeon fue firme acerca de la necesidad del “La Oración Privada del Predicador” en Platica III. Él probó ser una vez más heredero de los puritanos.

Mirar antes de saltar. Orar antes de predicar,” por Gary Steven Shogren, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica