Viktor Frankl: el enigma del sufrimiento
Nuestro invitado especial esta semana es Alexander Cabezas Mora
Hoy el 2 de setiembre se recuerda el fallecimiento del vienés Viktor Frankl. A él se le recuerda por haber sido un renombrado científico, especialista en neurología y psiquiatra; pero también por llevar las marcas de un sobreviviente a tres campos de exterminio nazi, por casi cuatro años, durante la Segunda Guerra Mundial.
El Holocausto le arrancó su familia, su esposa, sus posesiones más queridas, pero no sus sueños y su deseo de seguir viviendo. Desde su perspectiva no sólo como psiquiatra, sino como un prisionero obligado a atravesar este infierno, se propuso “analizar” el mayor de los enigmas de su vida: “La existencia a través del sufrimiento”. ¡Fue algo así como “encontrar una bella flor en medio de un vertedero de basura! Esta investigación hecha libro, se publicaría posteriormente con el título: “El hombre en búsqueda del sentido”.
El sufrimiento y el sentido de la vida
El sufrimiento humano es el trago amargo que desearíamos nunca beber. Idealizamos un mundo perfecto, pero ajeno de su presencia. Buscamos ganarle la partida; pero aunque la ciencia haya logrado mitigar algunos de sus embates, frente a la vida y a la muerte, el sufrimiento sigue floreciendo como si se tratara de “mala hierba que crece en el campo”.
Desde nuestro contexto latinoamericano, “tierra de contrastes y sufrimiento”, hay una tendencia triunfalista en señalar la abundancia y la prosperidad sobre la fe genuina. Mientras la pobreza, la ausencia de salud y el dolor, “demuestran falta de fe o de pecado”, pues en el plan de Dios ¡el sufrimiento no es parte de su agenda! Algo que es una vil manipulación y antibíblico.
No obstante, la adversidad nos ayuda a crecer como seres humanos. El sufrimiento puede ser un instrumento que nos forma, nos vuelve más solidarios, menos egoístas y autosuficientes. Quizás porque nos recuerda lo frágiles y efímeros que somos ante la vida y ante Dios. En tanto el ser humano más consciente de su “valor pedagógico”, estará más cercano de descubrir el sentido de su existencia. Bien lo reafirmaba Frankl: “El sufrimiento es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden apartarse el destino o la muerte. Sin todos ellos la vida no es completa” (Frankl, El hombre en búsqueda del sentido, Pág. 72).
C. S. Lewis, autor de las Crónicas de Narnia, decía: “Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores: es su megáfono para despertar a un mundo sordo” (Lewis, 2001, 39).
Por medio del sufrimiento el Siervo Sufriente, hecho verbo en la persona de Jesús, “aprendió lo que significa la obediencia a Dios” (Hebreos 5:8). Su dolor y sacrificio es a la vez la expresión máxima e incondicional de su gracia, esperanza y amor redentivo para los que en él creen.
Para Frankl, padre de la logoterapia y demoledor del psicoanálisis freudiano, la experiencia le hizo redescubrir el valor de la vida, el amor, la libertad, el perdón, el sentido de su vida y reafirmar su relación con Dios. Cuenta que un día después de su liberación caminando por los campos:
Me detuve, miré en derredor, después al cielo y finalmente caí de rodillas. En aquel momento yo sabía muy poco de mí o del mundo, sólo tenía en la cabeza una frase siempre la misma: “Desde mi estrecha prisión llamé a mi Señor y él me contestó desde el espacio en libertad”. No recuerdo cuanto tiempo permanecí allí, de rodillas, repitiendo una y otra vez mi oración. Pero yo sé que aquél día, en aquel momento, mi vida empezó otra vez. Fui avanzando, paso a paso, hasta volverme de nuevo ser humano (Frankl, 1997, 94).
Es nuestro deber y es la voluntad de Dios, luchar por combatir aquellos efectos del sufrimiento siempre y cuando esté a nuestro alcance y sobre todo si este trata de imponerse como un mal causado por otras personas que lo infligen para subyugar, explotar y violentar otros seres humanos más vulnerables que requieren volver a recobrar su dignidad de volver a sentirse seres humanos.
Enigma? Sí, hoy al creyente le cuesta entender que el ministerio de Jesús se basa en el sufrimiento.
Guido Arturo Romero Montes
02/09/2013 at 6:09 pm