Razon de la esperanza

La verdad de Dios para el pueblo de Dios

El Error de Híper-individualismo

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Adaptado del cap. 13 de mi libro, El don del Espíritu Santo y su poder en la Iglesia – Editorial Clie. El capítulo entero también en este blog.

Soy bloguero, por lo que interactúo mucho con otras personas que escriben blogs. Y me he dado cuenta de que hay un cierto tipo de personalidad: el cristiano que insiste – o incluso, se jacta de que – él o ella no es responsable ante nadie en la iglesia, o en cualquier estructura cristiana. Y la idea aparentemente es que, “Soy sólo yo y la Biblia abierta, y eso es todo. ¡Y yo sé de hermenéutica! (o) ¡Y la iglesia nunca ha sido tan corrupta como lo es hoy, así que no tienen nada que mostrarme! (o) ¡El Espíritu Santo me guía!”. O mi favorito, un ejemplo de humildad falsa: “Sólo soy un simple estudiante de la Biblia (¡así que debo estar en lo cierto!)”. Creo que no es una coincidencia, que estas son las mismas personas que fijan fechas para la segunda venida; o que le dicen al mundo como debe ser traducida la Biblia, sin haber estudiado los idiomas originales. Y cuando les he escrito, a veces me responden con una total falta de cortesía, porque, según me dicen, no hay quien les frene. (También hay lobos solitarios que son pastores; es un tema para otro día).

= el rapto ocurrirá en septiembre 2012; si no, en octubre 2013 (matemáticas de lobo)

De esa manera, hay gente evangélica, que se volvería loca si uno sugiere que deba obedecer al papa, pero que, en un sentido muy real, son sus propios papas. Y algunos quienes dicen, “¡Solamente somos nosotros, yo y Dios!” en buena práctica se han convertido a sus propias deidades: son como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Esta nunca fue la visión de la Reforma, donde el sacerdocio universal solamente puede funcionar cuando somos partes de una congregación de santos. Donde los demás santos no son “metiches” que tenemos que tolerar, sino el cuerpo de Cristo para nosotros. De hecho, es una contradicción en términos, esta idea de un sacerdocio individualista.

Mi propia experiencia ha demostrado la importancia de rechazar este “hiper-individualismo” a favor de una postura más bíblica. En varias ocasiones, he pasado por momentos cuando me impusieron las manos o me dieron algún puesto nuevo. Fui “licenciado para predicar” en 1980; me ordenaron en 1983; me hicieron pastor en 1986; profesor en el ’88; otra vez profesor en el 90; y de nuevo en el 99. Llegué a ser misionero en el 98.

Me ordenaron en 1983; soy yo en el centro

Desde cierta perspectiva, imagino, alguien podría sacar la falsa conclusión: Bueno, Gary ahora está ordenado/designado, así que ha recibido más autoridad. Pero yo lo veo desde el otro ángulo: que, desde la ordenación, he tenido menos autoridad, no más. En mi caso, con cada paso, con cada comisión, he renunciado cada vez más a mi independencia personal y he aceptado que debo rendir cuentas a los demás. Así, en este momento soy responsable ante: la iglesia que me ordenó; mi denominación actual en Estados Unidos; dos iglesias locales en Estados Unidos; dos agencias misioneras; dos asociaciones de teólogos evangélicos, cuya declaración de fe tengo que firmar cada año; también la de Asociados Wycliffe, para la que trabajo a tiempo parcial; la junta de ESEPA (Seminario ESEPA es mi seminario en Costa Rica); la administración de ESEPA; su decano académico; mis colegas; los estudiantes; los antiguos alumnos. Cuando era pastor, estaba obligado con mi congregación, no simplemente viceversa. Tengo que rendir cuentas en, oh, 15 controles de carretera diferentes, ¡y probablemente yo haya olvidado algo! Y esto, por supuesto, por no hablar de los amigos y la familia.

No es correcto, a propósito, como algunos parecen creer, que yo esté “a cargo” de la teología de mi esposa; es más exacto decir que Karen y yo somos semanal, diariamente responsables el uno del otro. Cada grupo o individuo tiene un ministerio sacerdotal para mí. Y cada uno tiene el derecho y la responsabilidad de decirme: “¿Qué crees que estás haciendo?”

“A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48), no solamente en el siglo venidero, sino también ahora mismo. Con más autorización, hay menos individualismo, menos autonomía, y es como debe ser. No hay campo para los lobos solitarios.

«El Error de Híper-individualismo«, por Gary S. Shogren, Profesor en Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San Jose, Costa Rica

2 respuestas

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  1. Muchas gracias Profesor, siempre es una bocanada de aire fresco leerlo.

    Sergio Recalde

    06/11/2023 at 1:00 pm


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