¿Deben los apóstoles y los pastores rendir cuentas, en lo relacionado con lo económico? Según Pablo, sí, en absoluto
¿No hemos escuchado al pastor diciendo que, Yo rindo cuentas solamente a Dios, por tanto, que ningún «mundano» me moleste sobre cómo manejo el dinero? ¿Es este acercamiento bien «apóstolico»? De nada.
¿Qué hizo el apóstol Pablo durante su ministerio? Una gran mayoría afirma los sucesos evidentes: predicó el evangelio, fundó iglesias, formó discípulos, escribió cartas. Pero, ¿quién se acuerda de que Pablo recaudó fondos? Y específicamente, ¿quién recuerda que Pablo administró una Ofrenda recogida de sus iglesias esparcidas dentro de cientos de miles de kilómetros cuadrados, y durante un buen período de tiempo?
I. La Ofrenda para los pobres de Jerusalén Durante su tercer viaje misionero, el apóstol hizo planes para, finalmente, visitar Jerusalén, antes de ir a Roma y a España. Allí entregaría un gran donativo a los líderes de la iglesia, con el fin de aliviar el sufrimiento y las necesidades de los cristianos pobres. Ellos padecían económicamente, debido a una escasez severa en los años 47-49 d. C., agravada por la alienación de otros judíos que provocó diferentes ramificaciones, como la pérdida de empleo, entre otros desfavorables sucesos (ver 1 Ts 2:14). El impulso para esta beneficencia se encuentra en Gl 2:9-10 VP –
Santiago, Cefas y Juan, que eran tenidos por columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me había concedido este privilegio, y para confirmar que nos aceptaban como compañeros, nos dieron la mano a mí y a Bernabé, y estuvieron de acuerdo en que nosotros fuéramos a trabajar entre los no judíos, mientras que ellos trabajarían entre los judíos Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que he procurado hacer con todo cuidado.
La Colecta para los Pobres de Jerusalén era fruto de esta petición. Se menciona en 1-2 Corintios, en Romanos y en los Hechos, y es el tema principal del famoso pasaje sobre la mayordomía en 2 Co 8-9. Llegó a involucrar, no solamente a las iglesias, sino a una docena de varones quienes sirvieron como administradores o guardianes de los fondos; además de la inversión del tiempo de Tito y de otros compañeros de Pablo para administrar el proyecto por adelantado. Eventualmente, Pablo entregó la Ofrenda a Jerusalén en la primavera (probablemente) del 58 d. C. Un comentarista afirma: “Es difícil imaginar ninguna campaña más comprehensiva del mediterráneo del norte, ni ningún proyecto que ocupara la atención de Pablo que esta colecta para los santos.” [1]
Las instrucciones que Pablo indicó se encuentran en 1 Co 16:1-2 RVR 95 –
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Además, el v. 3 tiene una clave sobre el método de administración de Pablo:
Y cuando haya llegado, enviaré a quienes vosotros hayáis designado por carta para que lleven vuestro donativo a Jerusalén.
Es probable que los detalles de todos las estrategias financieras se expresaban de manera personal y no por escrito, por lo que podemos deducir y explicarnos su omisión en las epístolas existentes. Además, Hechos no contiene muchos datos sobre la Ofrenda, con la excepción de Hch 24:17 RVR 95, en donde Pablo se defendió ante el gobernador Félix: “vine [a Jerusalén] a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas.” Adicionalmente observamos un versículo algo curioso en Hch 20:4 RVR 95
Lo acompañaron [desde Corinto] hasta Asia, Sópater hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.
Estos siete varones, entre otros compañeros, cruzaron caminando por Macedonia y por barco a Troas, y también a Judea. No obstante, Hechos no menciona quiénes son estas personas, ni el motivo del viaje al este.
Es evidente, que Hechos no es un Informe Financiero Anual o Balance General para los contadores, ni un manual de mayordomía. Sin embargo, es posible deducir lo que sucedió, si examinamos los datos desde un ángulo en particular. Ofreciendo un paralelo, de otra área de pericia, podemos mencionar el caso de un hombre llamado James Smith, un deportista náutico de fama mundial en la primera mitad del siglo XIX. En su yate, siguió la ruta del viaje de Pablo a Roma y el naufragio en Malta. En 1848 publicó la historia de sus aventuras bajo el título, El viaje y el naufragio de San Pablo, donde concluyó que hay detalles sobre estos eventos en Hechos que tendrían significado solo para un experto, y que indican que un testigo ocular los escribió.
Se puede proponer que el fenómeno, poco ilustrativo, de la lista de las personas en Hechos 20 se trata de algo similar. Es decir, si pensamos en términos de la gerencia de una gran Fundación caritativa, el desempeño de los hombres se aclara. Para lograrlo hay que apropiarse de ciertas pistas proporcionadas por las epístolas. Ya hemos visto que Pablo, quiso que cada iglesia enviara un representante o emisario,[2] para garantizar la seguridad del dinero y también la ética de su administración. Así, resulta plausible, y podemos deducir que los varones de Hch 20:4 eran esos Administradores.
No es nuestra intención explorar todos los detalles acerca de la Ofrenda, sino sólo aquellos que tienen que ver con esta administración. Proponemos que Pablo utilizó una comisión de Administradores o guardianes para asegurar los principios tanto celestiales como terrenales; que funcionó para glorificar a Dios y para guardar la reputación del evangelio; que su práctica reveló la manera en que un líder apostólico debe conducirse: con humildad, con sabiduría y con una idea estratégica de cómo aplicar el evangelio a lo cotidiano.
II. Problemas logísticos para trasportar y entregar la Ofrenda
Las circunstancias de la Colecta son claras respecto a la necesidad de un plan o un sistema para manejarla con eficiencia:
a. La distribución involucraba distancias largas, y semanas o meses de viaje. En el caso de la iglesia paulina que estaba en el punto más lejano (Filipos) a Jerusalén, la distancia era de 1,500 kilómetros lineales; y el viaje nunca fue en línea recta. Sabemos por Hch 20, que Pablo viajó a Jerusalén entre la Pascua y el Pentecostés, es decir, en Abril o Mayo. Conveniente para la expedición, puesto que el invierno del hemisferio del norte del mediterráneo ofrece tormentas, a veces, fatales. Era factible perderlo todo y sin seguro marítimo – si el barco se fuera a pique. Entre Corinto y Filipos era un viaje de semanas, contando con buenas condiciones meteorológicas y navegando con viento en popa. Y de Filipos a Jerusalén, eran cinco semanas. Además, los textos dicen que Pablo pasó bastante tiempo en diferentes puertos. Estamos hablando, de un recorrido de meses, una vez iniciado el viaje, yendo y viniendo en barco.[3]
b. Existió el peligro de robo o pérdida. En el primer siglo, no existían cheques de viajero, transferencia electrónica o tarjetas de crédito. Cuando hablaban de una Colecta cristiana, se referían a monedas, literalmente, de plata y de oro, que alguien tenía que transportar en bolsas repletas de metal pesado.[4] Por supuesto, uno pensaría, ¡Ojala que yo tuviera el dolor de cabeza por andar con tanta plata! Pero, en ese caso no, ya que era una carga y una responsabilidad muy difícil.
En el caso de Pablo, no se sabe de cuánto dinero estamos hablando – ¿el equivalente de miles de dólares? ¿O de millones? Con respecto al importe, hay ciertas pistas que sugieren que era una suma impresionante:
2 Co 8:20 RVR 95 Evitamos así que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos…
2 Co 9:1-3 VP: Ahora, hermanos, queremos contarles cómo se ha mostrado la bondad de Dios en las iglesias de Macedonia. 2A pesar de las pruebas por las que han tenido que pasar, son muy felices; y a pesar de ser muy pobres, sus ofrendas han sido tan generosas como si fueran ricos. 3Yo soy testigo de que han ofrendado espontáneamente según sus posibilidades, y aun más allá de ellas.
1 Co 16 menciona que se trataba de una colecta semanal para más de un año.
Hch 24:26 VP Por otra parte, Félix esperaba que Pablo le diera dinero [soborno]; por eso lo llamaba muchas veces para hablar con él.
¿Puede imaginar el rostro del ladrón que procurara saltear a ese grupo en el trayecto? Una ventaja para Pablo era que nadie podía escapar llevándose el botín; el peso se lo impediría.
Más allá del problema de un posible asalto, existía la posibilidad de un enredo con el gobierno imperial. Es decir, un grupo de hombres, viajando con sacos de oro y plata atraía la atención oficial. Hoy en día, la policía tendría sospechas de lavado de dinero o tráfico de algo ilícito. Y si Pablo declaraba que lo que transportaba, era plata para los cristianos pobres de la provincia de Judea, hubiera tenido otro problema – el cristianismo era una religión ilegal, y ese suceso era sumamente significativo. Una religión oficialmente reconocida por el imperio (por ejemplo, el judaísmo) tenía el derecho de recaudar fondos para su templo y para sus propios necesitados. De hecho, el imperio les ofrecía protección para que los fondos llegaran sin preocupación y con toda seguridad.
Por otro lado, recaudar fondos para los miembros de una religión no reconocida o prohibida era por lo menos cuestionable. Esto es probablemente una de las razones por las cuales Pablo actuó con discreción acerca de sus métodos. Podemos imaginar que era muy difícil o imposible conseguir una póliza para asegurar el dinero.
También, existía la cuestión acerca de la seguridad interna. Es decir, cómo garantizar que nadie del equipo se “sirviera” de la bolsa como hizo Judas Iscariote o Ananías y Safira. Después de todo, esos hombres invertían su propio dinero y tiempo, y ¿no es posible que alguien pudiera racionalizar, “cierto que el fondo puede invitarme un rico almuerzo de vez en cuando, será como quitarle un pelo a un gato”?
III. El sistema que Pablo diseñó para entregar la Ofrenda
Bien, ¿qué hizo el apóstol? Convocó una comisión de personas, representativas de todas sus iglesias, para servir como Administradores con el fin de garantizar y entregar, personalmente, la Ofrenda a la iglesia de Jerusalén. Por supuesto, una razón práctica era tener a un grupo de varones fuertes que cuidaran las bolsas con todo el dinero. Otra razón, que no se va a analizar, ahora, era que llegaran a Jerusalén, un grupo de creyentes, en su mayoría gentiles, el cual pudiera impresionar a la iglesia del efecto del evangelio en el mundo romano.[5] Vamos a enfocarnos, sin embargo, en el aspecto importante de rendir cuentas a los donantes y proveer transparencia frente a cualquier oponente.
Los vocablos pueden variar: “junta de directores” sería el término de hoy en día si hablamos del grupo colectivamente. ¡Pero, estos hombres, valerosos, participaron más extensiva y personalmente que una junta típica, con sus reuniones trimestrales! Otras funciones incluían ser agentes o representantes de las distintas iglesias; vigilantes o administradores de los fondos; portadores del regalo al destino. En ausencia de un mejor término, emplearemos “Administrador” para denominarlos.
a. Razones para emplear un sistema de Administradores. Muchos cristianos hoy en día tienen la impresión de que es “el mundo” el que necesita vigilancia, porque son los inconversos quienes tienen la propensión de robar, estafar, mentir, defraudar y racionalizar los pecados, sean grandes o pequeños. Dentro de la comunidad de los santos, se piensa, “nos conocemos unos a los otros”. Y no nos imaginamos a un hermano cometiendo un crimen, dentro o fuera de la iglesia.
Según esta filosofía, el concepto de “vigilancia” es casi de mal gusto, pues es tratar a compañeros en el cuerpo como si fueran posibles criminales en potencia sin evidencia. Parece más “espiritual” y de buen gusto sellar un compromiso, sencillamente, de palabra o con un buen apretón de manos.
Pablo no defendió esta filosofía, sino que apoyó la idea de rendir cuentas formales, aun entre cristianos. En este caso, había varios grupos que merecían información exacta sobre la Ofrenda: los ofrendantes; los receptores; pero más allá, Pablo y sus compañeros; los Administradores mismos; y quizás, hasta los enemigos de Pablo en Jerusalén, como prueba de que él no era un estafador. El lenguaje que Pablo usa en Ro 15:28 RVR 95, aparentemente, se apropió en el mundo de los negocios: “Cuando haya concluido esto, y les haya entregado esta ofrenda [a ellos de Jerusalén], etc…” Técnicamente, el verbo “entregar” significa “sellar o transferir propiedad de una persona a otra.” O sea, es totalmente factible que Pablo solicitaba un recibo una vez que contaban el total de la Ofrenda.
b. Los Administradores eran de todas de las iglesias paulinas. La lista de Administradores de Hch 20:4 menciona a siete personas:
- Sópater hijo de Pirro, de Berea
- Aristarco, de Tesalónica
- Segundo, de Tesalónica
- Gayo, de Derbe
- Timoteo (de Listra)
- Tíquico, de Asia
- Trófimo, de Asia (Éfeso)
- Es posible que Tito representara a alguna iglesia
- Es posible que Lucas, narrador de Hechos, sirviera como el representante de la iglesia de Filipos, pues aparece que él se unió con el grupo a partir de esa ciudad.[6]
- No hay referencia a ningún emisario de Acaya; posiblemente, nunca participaron; o que Tito o uno de los dos hermanos no nombrados en 2 Co 8:18-19; 22, sirviera como su representante.
Aquí el mapa nos ayuda a entender hasta qué punto se extendió este plan. Vimos que hay representantes de todos, o de casi todos, los lugares dónde Pablo había fundado iglesias: Galacia, Asia, Macedonia por lo menos; Acaya con Corinto quizás es la excepción.
Notamos, que aunque unos Administradores eran colaboradores de Pablo, no estamos tratando con un círculo cerrado de amigos íntimos o compadrazgo, ni personas de una ciudad o de una congregación específica. Es decir, un cristiano gálata tenía la seguridad de que alguien local viajaba con el comité, no solo para vigilar el proyecto, sino también, positivamente, para ser su representante en Jerusalén.
c. Los Administradores eran personas nombradas y reconocidas por las varias iglesias. Pablo les recordaba a los corintios que la selección de Administrador(es) recae en los corintios mismos: “enviaré a quienes vosotros hayáis designado” (1 Co 16:3 RVR 95). Es responsabilidad de la iglesia, entonces, tanto escoger a su enviado – mejor enviados, pues el griego es plural – como recaudar los fondos. Además, nos parece que este es el principio general, porque es lo que los gálatas hacían: “haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia” (16:1).
Es decir, que los enviados se nombraban “de abajo” (la gente), no “desde arriba” (el líder Pablo). Así, nadie podía quejarse por no haber tenido la oportunidad de participar en la administración, por medio de su representante.
d. Los Administradores eran personas a quienes Pablo también conocían bien. De lo que sabemos sobre algunos de estos individuos, es que Pablo debía estar muy contento con el grupo, dado que muchos eran hombres a quienes él también conocía desde hace mucho tiempo. Vemos a tales personas como Timoteo, Tito, Tíquico y Aristarco, compañeros en la obra del Señor por muchos años. Uno podría decir que este comité representaba lo mejor que el mundo cristiano de esta región podía ofrecer – era “la crema y la nata” cristiana del 58 d. C.
e. Los Administradores seguían un plan determinado de largo plazo. Hemos señalado que Pablo, había estado pensando en la Ofrenda por años antes de llevarla a cabo. La cumbre de Gl 2:9-10, cuando “nos pidieron que nos acordáramos de los pobres” ya había sucedido en los años 40. Él pasó por Galacia en su tercer viaje e hizo planes para su participación en la Ofrenda, c. 53 d. C. Es decir, se habla de un período de más de una década para el anhelo y de cuatro o cinco años para la concepción detallada y la ejecución del plan. Pablo tenía planes de pasar el último invierno del tercer viaje en Corinto (1 Co 16:5-7). Parece que había anunciado que el rendez-vous para los delegados igualmente sucedería en Corinto, y que iban a salir en barco desde allí para Siria en la primavera. En cambio, debido al complot de ciertos judíos contra Pablo, todos ellos anduvieron hacia Filipos en el norte (Hch 20:3), y salieron en barco desde allá. Irónicamente, los delegados macedonios ya habían ido a Corinto con Pablo como la primera etapa del viaje, y luego tuvieron que continuar. Por fin, la delegación llegó a Jerusalén cerca de Pentecostés. En total, con el viaje desde su hogar a Corinto, de Corinto a Macedonia, a Troas, y a Jerusalén, los Administradores habían estado en todo el recorrido por, un mínimo de, seis meses, sin considerar el tiempo del regreso.
La inversión de recursos humanos es impresionante, cuando uno reconoce que Pablo dedicó a algunos de sus ayudantes más hábiles a la obra. Nadie menos que Tito se ofreció, con la aprobación de Pablo, para procurar arrancar el proyecto en Corinto (2 Co 8:16-17). Algunos eruditos creen que Tito servía como el director general de la Ofrenda, aunque es más probable que el hermano no nombrado en ese mismo pasaje sea el gerente (2 Co 8:18-19 RVR 95):
Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias. Y no solo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo y para demostrar vuestra buena voluntad.
f. El sistema de Pablo aseguraba que cada Administrador y todos los interesados sabían de la cantidad de dinero que cada iglesia enviaba. Esto lo podemos deducir de los datos del NT, que a la cumbre en Corinto, sería posible calcular el dinero que se había acumulado, y de que iglesia. ¿Quién iba a quedarse en la luna con ese arreglo? Y, después de todo, cada iglesia supo la cantidad de dinero que Jerusalén recibió al fin.
g. Los Administradores tenían la posibilidad de viajar con cartas. Pablo menciona dos opciones en 1 Co 16:3 RVR 95, que nos interesan por un par de razones:
Y cuando haya llegado, enviaré a quienes vosotros hayáis designado por carta para que lleven vuestro donativo a Jerusalén.
Primero, habla de mandar a los delegados con cartas de presentación.[7] Desdichadamente, el griego no es muy claro – puede significar que la iglesia corinta elaboraba las cartas, o que Pablo las escribía. Las versiones tienden a apoyar lo primero. Sea lo que sea, Pablo o la iglesia podían escribir con el fin de que Jerusalén conociera a los Administradores, un método muy común en ese siglo (vea la presentación de Demetrio en 3 Juan). Además, podían poner por escrito los detalles de todo lo que hacían y hasta cuánto dinero llevaban. Es decir, no existía la incertidumbre de algunas personas llegando con quien sabe cuánto dinero para un propósito indefinido.
h. Existía una cierta distancia entre Pablo y la Ofrenda. Se deduce de 1 Co 16:3-4 otra observación llamativa, que un año antes, Pablo no estaba seguro de que iba a ir al este con los delegados:
Y cuando haya llegado [a Corinto, eventualmente para el invierno de 57-58 d. C.], enviaré a quienes vosotros hayáis designado por carta para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 4Y si es conveniente que yo también vaya, irán conmigo.
De hecho, Pablo confirmó al llegar a Corinto que iba a ir con el equipo a Jerusalén (vea Ro 15:25-26, escrito a Roma a punto de su salida). Sin embargo, Pablo se esforzó por separarse de la Ofrenda, no de la visión de apoyar a los santos, sino del efectivo. Pablo dejó abierta la posibilidad de que los Administradores llegarán a Corinto con las bolsas llenas de monedas; que salieron con cartas de presentación; y anunciando que los Administradores iban en barco al este, mientras Pablo iba en barco al oeste. El apóstol nos deja con la impresión de que él afirmaba, “No tengo por qué tocar y no tengo ganas de tocar la ofrenda; permanece en las manos de personas confiables, ahí está a salvo.” Esta actitud demuestra su respeto y cuidado por la Ofrenda junto con su indiferencia a la existencia del efectivo, tal y como Pablo les dijo a los ancianos de Éfeso en camino a Jerusalén y frente del comité de los Administradores: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.” (Hch 20:33)
IV. Principios para hoy [8]
Nadie sugiere que debamos seguir servilmente el plan de los años 50. Sin embargo, Pablo honraba ciertos principios fundamentales, los cuales valen mucho hoy en día. Es posible recapitular la doctrina paulina con un par de versículos en el contexto del manejo de la Colecta (2 Co 8:20-21 RVR 95):
Evitamos así que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, 21procurando [BA – nos preocupamos] hacer las cosas honradamente [NVI – hacer lo correcto], no solo delante del Señor sino también delante de los hombres.
El verbo de “procurando hacer” o “nos preocupamos” también se puede traducir como “tomar precauciones; tomar medidas; planear por adelantado.” Es decir, Pablo había pensado con la debida anticipación los pasos razonables para evitar acusaciones por parte de otras personas. Uno debe notar que Pablo no habla en ese pasaje de pautas diseñadas para dar certidumbre y confianza a los creyentes – tan válidas como sean –, sino a muchos de sus oponentes.
Por esto, Pablo revela un punto que causa que algunos tropiecen, pues el pasaje quiere decir que Pablo arreglaba el método de su ministerio para ser aprobado por los no creyentes. ¿Cómo es permisible, piden, que un apóstol llamado por Dios se rebaja a agradar a ellos sin la fe necesaria para entender un ministerio del Espíritu?
Irónicamente, los corintios habían tenido un problema similar el año anterior, con respecto al asunto de comer carne sacrificada a los ídolos. La conclusión de Pablo está en 1 Co 10:31-33 RV 95 –
Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. Del mismo modo, también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio sino el de muchos, para que sean salvos.
De acuerdo con Pablo, agradamos a Dios cuando se toman medidas concretas para no ofender al mundo ni – en el caso de la Ofrenda – permitirle al mundo una oportunidad de menospreciar el evangelio. Eso podría incluir lo de eliminar duda sobre un estilo de vida que no corresponde al salario. Entonces, no hablamos de principios carnales, ni puramente pragmáticos en lo que sigue, sino de la sabiduría de Dios que es posible manifestar delante del mundo.
a. Algunos Pasos Sabios
i. Es sabio tener un plan desarrollado. Pablo, contrario a la impresión popular, era todo un proyectista. Planeaba con la debida anticipación, y de hecho sabemos más sobre la planificación de la Ofrenda que lo que sabemos, por ejemplo, sobre su primer viaje misionero. Es más, parece que cada uno de los participantes – sea Tito, Aristarco o las iglesias de Galacia – sabía su propio papel. Es sabio tener un plan predeterminado que no fluctúe, y sea llevado por doquier y sujeto a cualquier capricho inesperado.
ii. Es sabio mantener con cuidado archivos, datos y comunicación escrita. En una época sin Microsoft Excel, Pablo y su equipo, aparentemente, llevaban cuentas. Además, Pablo quiso que los agentes tuvieran a la mano cartas de presentación. Todo esto exige orden, tiempo y atención. ¡Qué impresión, que un ministerio hoy en día no se tome la molestia de publicar un informe anual o proveer información financiera! Resulta que el ministerio funciona en la neblina, por no decir en las tinieblas. A veces la organización sabe los datos y realmente está confundida o dudosa con los fondos. Otras veces ni siquiera la organización conoce las cuentas. No obstante, ¿qué importa la naturaleza del error? Hay pecados de comisión y pecados de negligencia. Es sabio también rendir cuentas.
iii. Es sabio involucrar a personas de varios “círculos” Existe menos peligro cuando una variedad de personas informadas participan con inteligencia en las decisiones económicas. En el caso de Pablo, eran de diferentes regiones, separadas por cientos y cientos de kilómetros. Este arreglo no garantizaba una operación honesta sin embargo si la favorecía. Es un sistema mucho mejor que una junta compuesta de parientes, amigos de la familia y quienes dependan del líder para un salario. Los administradores deben tener la libertad de decir la verdad, sin retribución.
iv. Es sabio mantener cierta distancia entre el buscador de fondos y los fondos mismos El líder que recauda fondos no tiene por qué tocar, directamente, el dinero, punto. Se debe canalizar de manera regular y reconocida. No tiene el derecho de tomar ganancias, más allá que lo que es conocido, permitido y otorgado.
v. Es sabio que más gente tenga información precisa, puntual y transparente ¿De qué valía contar con Administradores de la Ofrenda, si algunos no recibían todos los informes financieros; si existía un grupo íntimo que tomaba todas las decisiones importantes; si Pablo tomaba decisiones sin el grupo; si los Administradores tomaban decisiones sin comunicarlas; si había dos diferentes tipos de libros de cuentas? Con esto es posible anular todo lo bueno que los Administradores pudieran cumplir, y malgastar su tiempo. Hablamos aquí del valor de “precisión” también; en este contexto, la ambigüedad es fatal. Es legítimo resumir estas pautas de la siguiente manera: Pablo empatizaba con el cristiano típico, y se exigía, “¿Qué quisiera yo con respecto a la rendición de cuentas si yo hubiera contribuido a favor de ese fondo y de acuerdo a un proyecto previamente establecido?” Él arreglaba para los demás lo que a él le gustaría, conforme a Mt 7:12 RV 95: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros.”
b. Algunas Verdades Espirituales
i. Existen enemigos de la iglesia y de sus líderes Pablo estaba al tanto de sus enemigos, y no por nada – trataron de matarlo varias veces, y la calumnia siempre era una fuerza destructiva. Hoy en día la iglesia tiene sus propios enemigos: sean gubernamentales, religiosos, idealistas, políticos, etc. Unos oponentes nos atacan con amargura, otros con indiferencia. Y uno de los ataques más populares es que somos grandes estafadores, pidiendo plata y gastándola sin rendir cuentas. Esta es la desafortunada realidad actual, y ¡ojalá que frente a los opositores, pudiéramos replicar que no hay ninguna pizca de verdad en tales acusaciones!
ii. La tentación siempre es un peligro, no importa qué tan espiritual sea el lider. Es espantoso que el mundo aprecie el poder de la tentación y no tome pasos para prevenirla; mientras los cristianos, nosotros quienes creemos en Satanás, en la caída, en la carne, actuamos como si fuera una incomodidad menor. No nos engañemos: un problema de las organizaciones cristianas con respecto a sus finanzas es que no consideramos con suficiente respeto el poder del pecado. Esto no es amor, es una ingenuidad indigna del evangelio.
¿Hacemos planes como si la rectitud de algún líder ungido fuera incuestionable? No estamos haciéndole un favor, sino creando un tropiezo. Más allá, si tal persona quiere crear el aire de ser intachable por permitirlo somos cómplices del posible desastre venidero.
iii. Hay que hablar la verdad entera delante de Dios y de su iglesia. Una organización cristiana debe hablar la verdad, en particular sobre lo siguientes puntos:
PROPÓSITO DEL DINERO, o Qué hará el dinero. Pablo no prometió que la Ofrenda iba a resolver para siempre el problema de pobreza en Judea. A menudo, nuestros líderes son responsables de hacer promesas ridículas, pretendiendo, fraudulentamente, que la gente done más.
DESTINO DEL DINERO, o Dónde va el dinero. Pablo anunció que el fondo era para los pobres en Judea, y el dinero de hecho fue allí. Las iglesias no tuvieron que llegar a darse cuenta de que Pablo lo usó, completamente, o en parte, para otra cosa, sea válida o no. Pero, ¿cuantas veces oímos algo generalizado sobre cómo una contribución sirve para “avanzar este ministerio” o “alcanzar a las naciones con el evangelio?”, entre otras y los resultados no se ven.
LEGITIMIDAD EN SU USO, o Qué se considera una actividad o una compra legítima para llevar el ministerio a cabo. Es decir, ¿habrían entendido las iglesias si Pablo hubiera adquirido un yate lujoso con aire acondicionado para transportar la Ofrenda a Jerusalén?
iv. No hay excepciones. Algunos hoy en día sugieren que Dios no permitirá que su ministerio caiga en escándalo. Por alguna razón, presumen que su propia organización tiene otro código de reglas y otro grupo de leyes naturales. Imaginan que hablar de “ser prudente” les conviene a otros ministerios, pero no al que es tan ungido, bendecido, apostólico o profético, no al que está inundado en superabundancia. Después de todo, cuando las ventanas de cielo están abiertas y hay una lluvia de prosperidad, ¿quién tiene ganas o tiempo – o hasta las agallas – de llevar cuentas? Frente a esto, tenemos que responder que Pablo tenía todo eso y más, y que él llevó y rindió cuentas. ¿Cómo podemos, valientemente, hacer menos?
Conclusión: Los datos bíblicos hablan por sí solos. Hay bastante evidencia de que la pesadilla que Pablo evitó con la sabiduría y con la verdad espiritual nos ha hecho una santa exhortación. Sin pautas sabias, hasta los líderes famosos engañan o parecen engañar. Algunos, tal vez unos pocos, pero suficientes, mienten sobre el destino del dinero, sobre que se considera una actividad o una compra legítima para llevar el ministerio a cabo, sobre el verdadero propósito del dinero. Además, vivimos en un mundo hostil, y trágicamente nuestros enemigos se burlan de nosotros, y lo que es peor, a menudo con suficiente justificación. Y es un pecado irreparable caer en una tontería fácilmente evitable. Seamos responsables y sabios, Dios nos da los recursos, rindamos las cuentas claras y debidas, y siendo lideres con mayor razón.
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El amor del Pastor por la Grey
NOTAS:
[1] Hawthorne, G. F., Martin, R. P., & Reid, D. G. (1993). Dictionary of Paul and his letters. Downers Grove, Ill.: IVP, s. v., Scott McKnight, “Collection for the Saints”.
[2] El griego apostolos en 2 Co 8:23 se utiliza aquí con el sentido de “enviado” o “emisario”, no con el sentido más técnico de “apóstolos.” Vea Flp 2:25.
[3] C. K. Barrett (1998). International Bible Commentary: Acts XV-XXVIII. Edinburgh: T. & T. Clark, 2.947, nota las dificultades con el texto y con la traducción de Hch 20:5. Estamos de acuerdo con su conclusión, que el versículo quiere decir que estos hombres acompañaron a Pablo a Macedonia y luego a Troas, y que no fueron en barco apartes de Corinto a Troas.
[4] Para dar un ejemplo: una dracma en el tiempo de Nerón pesó aproximadamente 3 gramos; una ofrenda de 50.000 dracmas = 150 kg.
De hecho, esto proveyó la chispa para el tumulto y el arresto de Pablo en el Templo, pues algunos habían visto al gentil Trófimo con Pablo en la ciudad, y reclamaron que Pablo lo había pasado al templo. Vea Hch 21:27-29; 24:6.
[5] Douglas, J. (2000). Nuevo Diccionario Biblico: Primera Edicion (electronic ed.). Miami: Sociedades Biblicas Unidas, s. v., F. F. Bruce, “Ofrenda (Iglesias Paulinas),” citando Hch 20:6, donde “ellos” llegaron a Filipos, pero “nosotros” salimos.
[6] Las versiones opinan así: que las cartas surgieron de Corinto: RV 1909, RV 1960, RVR 95, RVA; en inglés, KJV, RSV, NKJV, NIV, ESV, CEV; de Pablo: BA (se parece), NVI, VP; en latín, la Vulgata.
[7] Hay recursos disponibles de EFCA (Evangelical Council for Financial Accountability); vea la versión castellana – http://www.ecfa.org/ContentEngine.aspx?Page=7StandardsSP
«¿Deben los apóstoles y los pastores rendir cuentas, en lo relacionado con lo económico? Según Pablo, sí, en absoluto,» por Gary Shogren, PhD en Nuevo Testamento, Profesor de Seminario ESEPA, San José, Costa Rica
Me parece excelente, la presentación de este tema que genera tanta polémica y desconfianza en nuestro ámbito evángelico, con muchas críticas de parte de los de adentro (cristianos) y de los de afuera y con sobrada razón.
No hay razón para que los líderes espirituales administren ellos mismos o sus familias como es muy común hoy, el dinero.
Agradezco el estudio tan claro y detallado de la administración de los recursos a la luz de la Palabra de Dios, y como Pablo fué cuidadoso en este aspecto.
Creo que todos los creyentes en general debemos tomar los principios que se mencionan y solicitar una adecuada administraciíon de los recursos y no permitir el «engaño»
porque con el cuentito de que es para Dios, nunca se sabe que rumbo toman esos dineros. Dios quiere transparencia en toda nuestra forma de vivir , y ésta es una y muy importante.
Xinia
15/04/2010 at 4:42 am
[…] ¿Deben los apóstoles y los pastores rendir cuentas, en lo relacionado con lo económico? Según Pa… […]
¡Un último adiós al diezmo! Parte 1 | Razon de la esperanza
25/05/2013 at 9:58 pm
[…] ¿Deben los apóstoles y los pastores rendir cuentas, en lo relacionado con lo económico? Según Pa… […]
Un ultimo adios al diezmo, Parte 3: Resumen del Intercambio | Razon de la esperanza
25/05/2013 at 10:01 pm
Muy puntual su comentario,porque hoy dia es raro ver un ministro que ;que ser fiscalizado por su grey. PUES DESDE EL PULPITO VACUNAN MENTALMENTE PARA QUE NO DIGAN NO PIENSEN SOPRETEXTO SER PECADO. A DIFERENCIA DE LOS PRIMEROS APOSTOLES «BENDICIONES MIL»
OSCAR1960
22/08/2013 at 4:42 am
Gracias, Oscar, bendiciones!
Gary Shogren
22/08/2013 at 5:25 am
Excelente, totalmente de acuerdo la rendición de cuentas es fundamental, si no hay honestidad y transparencia en el manejo del dinero, no hay verdadero amor por el SEÑOR, caemos en la misma trampa del mundo. DIOS le bendiga y le guarde!!!…
Betsy
19/02/2014 at 2:56 pm
Bendiciones, Betsy. Buena observación, la rendición de cuentas es una expresión de amor cristiano.
Gary Shogren
20/02/2014 at 12:51 pm
Muchas gracias Gary por tu artículo tan fino tal y como nos tienes acostumbrados, yo rescato varios elementos interesantes 1. Para Pablo fue importante el rendir cuentas de los donativos o recursos económicos, 2. Que estos se usaran para lo cual fueron entregados, 3. Que debe haber participación de parte de otras personas en la administración financiera pero no fueron tampoco «cualquier persona», la lista que mencionas son gente de confianza, si bien no todos cercanos a Pablo, la mayoría de ellos eran gente de confianza de Pablo y con gran testimonio ante las iglesias. Las comunidades escogieron en su gran mayoría a personas de gran testimonio. Esto me hacer recordar como paralelismo el asunto dado en Hechos 6, cuando los discipulos crecían en numero y empezaron las necesidades–los apóstoles aconsejan que se escoja personas maduras, espirituales o llenas del ES—pero que estaban bajo le mirada apostólica.
Los abusos de muchos líderes hoy se dan por la falta de enseñanza a las iglesias para pedir cuentas pero hay otra situación que se da, un gran sector de iglesias históricas consideran que los líderes, bíblicamente, no deben administar asuntos materiales o financieros , sino que la Junta Directiva viene a ser un poder dentro de otro poder—es como si en el primer siglo le hubiesen dicho a Pablo, «hermano hagase a un lado, eso es asunto financiero, no va con su ministerio»….gracias!
Luvin Areas
07/08/2014 at 7:22 pm
Hola y gracias!
Sí, los Siete fueron personas espirituales y con sabiduría, es decir, no personas superficiales en el Señor, sino gente que entendió «business» y aun más, caminaron en el Espíritu.
Gary Shogren
08/08/2014 at 11:06 am
[…] Fuente, tomado de: https://razondelaesperanza.com/2010/04/12/¿deben-los-apostoles-y-los-pastores-rendir-cuentas-en-lo-… […]
El Sistema del Apostol Pablo para manejar las finanzas en la Iglesia – Semper Reformanda Peru
09/04/2017 at 4:04 pm
[…] Fuente, tomado de: https://razondelaesperanza.com/2010/04/12/¿deben-los-apostoles-y-los-pastores-rendir-cuentas-en-lo-… […]
Principios para la Administración de las Finanzas en la Iglesia. Parte 3 – Semper Reformanda Peru
09/04/2017 at 4:14 pm
Gracias por volver a lanzar este artículo Gary…por aquello…nuestra iglesia tiene 67 años de practicar reuniones de informes económicos…y yo 28 años de tener el gusto de rendir cuentas claras a la iglesia. Esto debe ser lo normal…
Luvin Areas
14/04/2017 at 12:08 pm