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‘¡Debemos tomar Apocalipsis literalmente!’ dicen. ‘Excepto cuando YO no lo hago!’
Estos versículos del Apocalipsis describen a los dos testigos y combinan dos intereses míos, los dones espirituales y la profecía bíblica.
11:3 – daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días
11:6 – a fin de que no llueva en los días de su profecía
11:10b – estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra
Los cristianos dispensacionalistas (y reformados) típicamente declaran que el don de la profecía por definición debió haber terminado con la muerte del último apóstol o el cierre del canon del NT, es decir, alrededor del año 100 d.C. Esto a pesar de los muchos y extensos reportes del don en la época postapostólica. He escrito mucho sobre el don de profecía y el don de lenguas en los siglos 2 y 3; para los padres, la profecía era un mensaje sobrenatural directamente de Dios, no una predicación o exhortación en general.[1]
Se me ocurrió que una hermenéutica dispensacionalista podría tener serias dificultades con la descripción de los dos testigos del fin de los tiempos. ¡Ellos interpretan este pasaje como escatológico, y sin embargo dice que la gente profetiza siglos después del cierre del canon! Y también hacen milagros, que, según algunos, no son posibles después del año 100 d.C.
Lee el resto de esta entrada »Un apóstol aislado – ¿puede Dios seguir usándolo?
Alguien me pidió que predicara sobre “Juan en Patmos.” Y me di cuenta de que, ¡es un tema excelente para la gente aburrida y aislada durante COVID!
Primero, un poco de trasfondo. Juan escribió que, “estaba en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús” (Apoc 1:9b). Patmos fue una isla pequeña, a una distancia de 100 kilómetros de Éfeso, el centro del ministerio de Juan por mucho.
Ser exiliado en una isla pequeña y remota (en latín, deportatio in insulam, “deportación a una isla”) era un castigo, una pena, típico en el imperio romano. Implicaba la separación de su pueblo, su familia, su tierra; era una pena de aislamiento, separación, y vergüenza.
Por supuesto, era un castigo relativamente liviano: el peor era la crucifixión, y la tradición dice que Andreas y Pedro fueron crucificados. Pues era una molestia llevarlo a cabo (involucraba transporte, muchos soldados, etc.), “deportación a una isla” era reservado para casos especiales: cuando un hombre es un peligro político, pero no violento; y también para gente que enseñaba la superstición (y así los romanos definían el cristianismo). Una isla fue una prisión natural, porque nadie iba a nadar 100 km.
Patmos es una isla de 35 kilómetros cuadrados, es decir, uno podría caminar su longitud en una sola tarde.
Juan ya había hecho mucho en su vida. Después de la resurrección de Jesús, él sirvió 60 y pico años, por mucho en la ciudad de Éfeso Lee el resto de esta entrada »