Razon de la esperanza

La verdad de Dios para el pueblo de Dios

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¡Auxilio! Tengo pecado recurrente

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Ofrezco un libro gratuito sobre el cristiano y la adicción, aquí. Gary S. Shogren, Corriendo en Círculos: Como encontrar libertad del comportamiento adictivo

La Biblia dice: si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas (2ª de Cor 5:17). Así que, cuando vinimos a Cristo, experimentamos rápidos cambios en nuestra conducta. La gente nos decía, “Has cambiado, eres diferente.” Diferente, sí: pero no nos volvimos perfectos, aún no. Es por esto que la Biblia nos dice que debemos batallar contra el pecado, todos los días, cada hora y minuto.

Cada rato, celebramos la Cena del Señor. Conforme nos preparamos a nosotros mismos, nos dijeron que revisáramos nuestros corazones y confesáramos cualquier pecado para que no tomáramos parte “de manera indigna” (1 Cor 11:27 NVI). Por favor, en este momento piense la última vez que participó en la Cena, y en lo que le dijo al Señor en ese momento.

Algunos de nosotros dijimos, “Señor, perdóname: Yo he cometido un poco del pecado A, un poco del pecado B, mucho del pecado C, nada del pecado D, pero algo del pecado E. Por favor límpiame.”

Algunos otros dijimos algo como esto: “Señor, he cometido pecado A, y otras cosas, pero más que todo, este pecado A. Y el otro mes, cuando celebramos la Cena del Señor, yo también confesé que había caído en ese pecado particular. Y el mes anterior. Lee el resto de esta entrada »

Motivación verdaderamente cristiana – Parte III de «Las Motivaciones del Liderazgo»

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Para leer el artículo entero, haz clic aquí: Shogren_Las motivaciones de liderazgo

Dietrich Bonhoeffer (Vida en comunidad, 9a ed., Barcelona: Sígueme, 2003) fue quien enfatiza: “Hay que entrar al servicio por una sola entrada – la cruz de Cristo. Uno tiene que amar y servir al cuerpo de Cristo por medio de conocer al Salvador del cuerpo, y no sólo por conocer sino también para practicar las verdades fundamentales del evangelio.”

Ya hemos hablado de ese falso impulso de querer salvar al mundo. Y aquí, es cuando la imaginación puede jugarnos una mala pasada una vez más. Unos imaginan que la idea relevante es que…profundamente, en el corazón, la gente es básicamente buena y agradable. Entonces, entramos al servicio de la iglesia con sueños falsos, con ilusiones de un cuerpo de Cristo que en realidad no existe en esta tierra. O tal vez, vemos a los muchachos de seis u ocho años, saliendo a su escuela dominical, y pensamos, “Ay, mire estos rostros angélicos, cómo yo quisiera trabajar con esos preciosos…” Pero, ¿qué pasa si después de unos pocos domingos, se descubre que solamente ellos “se han disfrazado de ángeles de luz”?

Miren, me agrada la gente de este lugar, pero no dependamos de la amabilidad. Debemos depender de la realidad de la cruz:

Por tanto, si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:1-5

Esta verdad sirve también cuando estamos ayudando a la gente de la calle. Un ministerio mundano dice, “Ayudemos a esos pobrecitos, no han tenido las oportunidades que usted y yo hemos experimentado. Y van a ser agradecidos cuando lleguemos para explicarles el amor de Dios.” Pero, ¿qué pasa? A menudo, perdemos nuestras ilusiones, y resulta que ellos son desagradables, mienten, y usan la plata que les dimos para comprar drogas. Escuchamos la palabra del apóstol:

Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo…Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios enolor fragante. Efesios 4:32-5:2

Hermanos, no servimos al mundo por que lo merezca, sino porque Cristo es merecedor, y porque ese Cristo me manda para amar a los (frecuentemente) antipáticos, y todo en su nombre. ¿Y qué dentro de la iglesia? ¡Qué Dios nos salve de tal visión de una iglesia llena de gente “amable”! porque no puede durar. Quizás se convierta en odio, una vez que lleguemos a decepcionarnos o a aburrirnos del servicio en la congregación. Por tanto, tenemos que mirar lo que Cristo nos ha dado en realidad: un grupo de personas, a veces desagradables, ingratas, partidistas, argumentativas – pero perdonadas en la cruz de Calvario, justificadas y reunidas con su cuerpo la iglesia. Entonces, Dios mismo tendrá que intervenir para frustrarnos y desilusionarnos; él no permite que amemos una ilusión, sino solo a la iglesia real. Debemos cambiar la mera amabilidad por el amor, ágape real y sobrenatural. Con ese amor del Espíritu, podemos actuar aun cuando la gente no nos alabe. Entonces, vamos a servir conscientes de la cruz y del amor que Cristo tiene para el hermano. Esto significa que no trataré de manipular o moldear al hermano.

Oro por que todos nosotros disfrutemos de ese amor, ágape sobrenatural, como nuestra motivación. Con esta bendición, dejémonos en las manos de Dios para que renueve y reemplace nuestras motivaciones:

Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, y no buscar lo que a nosotros mismos nos agrada. Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua. Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo; al contrario, en él se cumplió lo que dice la Escritura: “Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.” Todo lo que antes se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, tengamos esperanza. Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Romanos 15:1-6

Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

Las motivaciones disfrazadas – Parte II de «Las Motivaciones del Liderazgo»

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¿Y por qué quiere ser misionero? 

Por qué no! ¡Quiero tomar riesgos, buscar aventura, hacer algo especial, dejar atrás la vida aburridora!

Y ya, tenemos un ejemplo claro de un motivo no espiritual, que sin embargo se disfraza de un llamado misionero. En parte I (haz clic aquí) hablamos de motivos de naturaleza blanca y negra. Pasamos, ahora, a un segundo grupo de motivaciones falsas. Estas son más peligrosas debido a que se disfrazan de virtudes, por tanto es aun más difícil distinguirlas de una motivación verdadera. Se trata de lobos con mejores máscaras:

1. Un espíritu crítico. Una persona que se siente harta de la incapacidad de la gente; inconforme con los de la música, con los de escuela dominical o con los administradores o con el que le toque predicar, de pronto decide que el es quien puede hacerlo mejor y resolverlo todo, superando, lo que según él, es resultado de una mediocridad.
Con una medida de esfuerzo, esta motivación puede disfrazarse ante el público como un espíritu de bondad, de ser servicial, pero no lo es. Esta motivación se basa en el enojo, el orgullo y la jactancia. Ninguno que diga llamarse siervo tiene el derecho de criticar, y decir, “Mis ideas son más frescas o mejores”, solo le corresponde servir.

2. Meramente seguir las pisadas de la generación anterior. He aquí, el gran peligro de esta generación evangélica. La tercera, la cuarta y las demás generaciones de creyentes enfrentan la trampa de hacer las obras del siervo de Dios, sin un llamado real. Si su padre o su madre era un soldado verdadero, usted va a saber cómo hacer los mismos ruidos, decir lo correcto, citar la Biblia. ¡Qué el Señor nos salve de ser meros monitos!, imitando la fe sencillamente porque es conocida y no por una genuina convicción.

3. Humildad falsa. Aquí encontramos un tropiezo costarricense típico, que describimos con la famosa palabra costarricense “pobrecito”: “Pues, es que, soy un pobrecito, no podría soñar con servir al Señor de esa manera.” Sí, se pone la máscara de humildad, pero no tiene nada que ver con esa virtud cristiana. ¿Y qué? ¿Usted es demasiado pobrecito o humilde para servir al Rey? ¿Qué tipo de humildad es esa?
Pero, supongamos que la persona modesta llega a servir en la iglesia de alguna manera. Es posible emplear la humildad falsa para justificarse en medio de su tarea. No prepara su lección para escuela dominical, y los padres se quejan. Es bien fácil sacar esa excusa de nuevo: “Pero, soy pobrecita,” es decir, “¡No me critiquen!” O, “Sí, no estoy listo para tocar el instrumento bien, no he practicado, pero…¡mi ofrecimiento es pobre porque soy pobrecito!” El Señor nos pide lo mejor que podemos brindar, por medio del Espíritu. Lo que se espera es que nadie emplee su supuesta humildad para justificar la calidad pobre de sus obras.

4. Aventura. Es que, algunos cristianos buscan los ministerios difíciles o peligrosos porque anhelan aventura. Hay que tener cuidado con esta tentación cuando hay un proyecto de marcharse a la jungla para ayudar a los indígenas. ¿Vamos allá para servir a Cristo, o porque nos gusta la imagen de nosotros con machete entrando en la selva, con fieras por todos lados? Como misionero, yo conozco esta trampa, y siempre cuando alguien me habla de su deseo de ser misionero, lanzo esta pregunta: ¿Está buscando aventura? El cristianismo no es un “deporte extremo”, es un servicio humilde.

5. Impulso humanitario de salvar el mundo. “¡Yo quiero ayudar a la humanidad!” Esa la esperanza de mucha gente, especialmente concursantes para Miss Universo – “Quiero ayudar a los pobres, a los animales perdidos, a los niños de la calle.” Y sin dudar de que sean sentimientos auténticos, esto no es necesariamente una motivación divina. Hasta los paganos tienen sueños de socorrer a los demás. Sin embargo, esto no perdurará

En la Parte III, hablaremos de motivos verdaderos.

Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica

El amor del Pastor por la Grey

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El gran mandamiento para el cristiano es amar a Dios. El segundo gran mandamiento es amar al prójimo como a sí mismo (Mateo 22:34-40).

El primer mandamiento para el pastor cristiano es amar a Dios; la segunda es amar al prójimo, y sobre todo a su grey. Un pastor tiene que representar a Cristo a los demás, principalmente por amar.

El erudito N. T. Wright grabó un maravilloso video de 2 minutos sobre qué quiere que la próxima generación de pastores de aprender (en inglés, http://www.youtube.com/watch?v=lluSgq8sK3E). Él menciona tres puntos: 1. Conocer la Biblia de arriba a abajo en los idiomas originales (o sea, hebreo, arameo, griego). 2. Dedicar períodos largos a la oración. 3. Amar a la gente. Sobre #3, dice: “…Quiero que aprenda a amar a la gente. Algunas personas son amorosas por naturaleza y es posible que necesite aprender otras dimensiones. Algunas son un poco tímidas y no saben muy bien amar quizás de verdad no quiere a la gente.”

Estoy seguro de que el profesor Wright estaría de acuerdo con lo que voy a añadir: que el amor cristiano no es algo que uno absorba de forma natural, o por el aprendizaje de “otras dimensiones”, o bien (y lo digo como persona natural tímido) al controlar su propia timidez. El amor cristiano es una manifestación sobrenatural de la presencia de Dios. Esto significa que el amor verdadero puede ser experimentado sólo si Dios está trabajando, y donde Dios no está, el amor es una falsificación:

1ª de Tes 4:9 – “En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.” Esto habla de la enseñanza interna de Dios.

Col 1:3-5, 8 – “Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos a causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo…[Epafras] nos contó del amor que tienen en el Espíritu.”

Y, por supuesto, Gál 5:22 – “el fruto del Espíritu es amor.”

El amor cristiano es un milagro. Esto significa que es a la par con Jesús dando vista al ciego o los apóstoles sanando al cojo. La manera de ser una persona amorosa es admitir la propia debilidad e incapacidad total para la fabricación de ágape, y confiarse en la misericordia de Dios.

Los que toman la otra ruta no encuentran ningún poder para llevar a cabo la voluntad de Dios. La mera cortesía, la auto-confianza, amabilidad, calidez, personalidad, todos estos sin la presencia del amor de Dios son una farsa. Son un engaño y daño hacia las personas que supuestamente aman.

“El amor del Pastor por la Grey”, Gary Shogren, ESEPA Seminario, San José, Costa Rica

¿Es el Reino de Dios cuestión de comida y bebida o no? (Rom 14:17)

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«¿Es el Reino de Dios cuestión de comida y bebida o no? (Rom 14:17)», por Gary S. Shogren. Un estudio técnico de Rom 14:17. Publicado en Novum Testamentum 42.3 (2000); también en Biblia y Teología Hoy, patrocinada por la Editorial Clie 

Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican, porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes. Romanos 14:15-18 

Se puede descargar aquí: Shogren_Romanos 14 23 junio 2025

1. Forma y origen
En la totalidad del cuerpo canónico Paulino, hay quizás catorce referencias al reino de Dios, cuya mayoría (1 Tes. 2:12, 2 Tes. 1:5, Gál. 5:21, 1 Cor. 6:9-10, 15:50, Ef. 5:5) deriva de la tradición de “heredar el Reino.” Pero en 1 Cor. 4:20 y Rom. 14:17, Pablo se refiere al Reino usando una fórmula de copla. Que “el reino de Dios no es x sino y” aparece primero en Pablo, y normalmente se considera como su propia invención.[1] El ou gar introduce lo que el reino no es, alla lo que es. En lugar del adjetivo del predicado, tenemos los nominativos del predicado más llamativos en Romanos, y las frases preposicionales en Corintios. Dunn[2] dice que el reino “no consiste en,” “no depende de,” o “no es una cuestión de” el predicado, el sentido que uno también encuentra en las traducciones “dinámicas” de VP y NVI. Lee el resto de esta entrada »