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La Biblia y la «regla de primera mención» – ¿es una regla?»
Un lector pide: Con respecto al significado del 666 en Apoc 13, ¿no le parece que podríamos aplicar “la regla de primera mención?” El rey Salomón recibía un tributo de 666 talentos de oro anuales. Este era, y lo seria hoy también, un tributo fastuoso que permitía al rey vivir en la opulencia y sostener sus 1000 mujeres y concubinas. No le parece que esto era una carga injusta y opresora para el pueblo de Dios? El Nuevo Testamento también nos dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males. Vemos en apocalipsis que recibir la marca de la bestia es prerrequisito o licencia para poder participar legítimamente del sistema económico o de intercambio comercial.
Gary: Gracias! La llamada “regla de primera mención” es, a mi parecer, una manera poco confiable de interpretar las Escrituras. Un escritor la define así – “la primera que vez una palabra, frase, objeto, o evento se menciona en la Biblia, da la llave para su significado en cualquier otra parte en que ella surja.” No leemos nada de esta regla en la Biblia. De hecho, yo ya había terminado años de estudiar la Biblia y los métodos de interpretación bíblica (la hermenéutica) antes de escuchar de esta reglas.
La cosa es que a veces resulta en interpretaciones fuera de contexto y a veces raras. Por supuesto, debemos leer cualquier pasaje en contexto de la Biblia entera. En el caso de Apoc 13 y la marca de la bestia, hay que estudiar muy bien Daniel, los evangelios (el Sermón del Monte de los Olivos) y 2a de Tesalonicenses. Sin embargo me parece que no es de ayuda buscar en la concordancia el número 666 en otros textos.
Como otro ejemplo, la primera referencia a un cuerno en la Biblia es Gén 22: “Entonces Abraham alzó la vista y miró, y he aquí que detrás de sí estaba un carnero trabado por sus cuernos en un matorral.” Si usamos ese versículo para interpretar el significado de la primera bestia en Apoc 13 – “Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas” produciría una interpretación artificial y caprichosa.
Si una regla funciona solamente de vez en cuando, entonces no es una regla.
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«La Biblia y la ‘regla de primera mención’ – ¿es una regla?» por Gary Shogren, PhD en Nuevo Testamento, profesor de Seminario ESEPA, San José, Costa Rica
¿Necesitamos el Espíritu para interpretar la Biblia?
“Padre, dirígenos en la Palabra con tu Espíritu.” Así se dice al principio de los mensajes cristianos. Y de hecho, sin el Espíritu, no tenemos ninguna posibilidad de éxito.
En 1 Cor 2:14, Pablo dice: “Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente” (1a Cor 2:14). Cuando el apóstol usa las palabras “espiritual” (pneumatikos) o “espiritualmente” (pneumatikōs), por lo general él habla del Espíritu de Dios, no del espíritu humano. Por lo tanto, uno podría traducirlas con el sentido de “lo que tiene que ver con el Espíritu de Dios;” el final de 2:14 es “porque se han de discernir por el Espíritu.”
Cada cristiano afirma el rol central del Espíritu en la interpretación de la Biblia. Sin embargo, hay dos modelos de “hermenéutica” que lo dejan atrás.
Modelo A dice: “Abra la Biblia, no importa dónde, no importa si ya está en el púlpito, y el Espíritu le mostrará la verdad.” En Modelo A, si alguien dice, por ejemplo, que usted descuida el contexto; que su interpretación no es correcta, entonces su respuesta es “Sí, pero ‘la letra mata.’” [1]
Modelo B es practicado por unos pocos dentro de mi sector teológico. “La hermenéutica es la ciencia de interpretar correctamente la Biblia usando el método gramático-histórico tomando en cuenta el impacto directo del contexto en el cual se dio la Palabra de Dios. Se sigue la interpretación literal de las palabras…Provee las herramientas para ser un buen intérprete de las Escrituras.” [2] Es decir, haga esto y la palabra transformará a la grey de Dios. Si alguien habla de la importancia del Espíritu, la respuesta es, “Sí pero, es peligroso, es la tendencia de los neopentecostales.” O la respuesta es, “Bueno, no mencionamos el Espíritu Santo, sin embargo es dado por sentado.” Por favor, no lo demos por sentado.
No creo en el Modelo A, que suena sumamente espiritual, precisamente porque excluye el Espíritu: implica que no lo necesitamos durante la preparación de nuestros mensajes; el Espíritu llega solamente al último momento, cuando estamos predicando.
Pero cada vez más, también rechazo el Modelo B, el puramente “científico” y secular. Implica que la interpretación de la Palabra es algo mecánico: dé un giro a la manivela, y saldrá la verdad trasformadora. Quizás necesitamos el Espíritu al momento de “aplicar” la Biblia, pero no para interpretarla.
Busquemos el Espíritu por oración ardiente [haz clic aqui]. No podemos pedir que el Espíritu suba al bus en esta parada y que se baje en la otra. El tiene que estar presente durante todo el viaje:
la preparación,
la exégesis en su contexto,
la aplicación contemporánea,
la obediencia personal del predicador,
la proclamación y la formación de discípulos.
NOTAS:
[1] Este uso de “la letra mata” es una tergiversación clásica de un versículo de otra carta de Pablo, 2ª de Cor 3:6. En su contexto, el apóstol no habla de cómo interpretar la Biblia, sino de dos Pactos: el antiguo Pacto de la “letra,” el cual es por Moisés; el Nuevo por el Espíritu. Uno sencillamente tiene que leer 2ª Cor 3 con cuidado para ver que “la letra mata” significa “la vida bajo el Antiguo Pacto, sin el Espíritu, resulta en la muerte.”
[2] Cito esta definición de un sitio web, cuya dirección no ofrezco, pues se encuentra en varios sitios.
«¿Necesitamos el Espíritu para interpretar la Biblia?» Por Gary Shogren, Profesor de Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San José, Costa Rica